Un reciente informe publicado por el Instituto Juan de Mariana ha destapado la propaganda engañosa del gobierno de Pedro Sánchez y organizaciones como Oxfam respecto a la "desigualdad". El estudio sugiere que, lejos de incrementar, las diferencias económicas tanto a nivel doméstico como internacional han disminuido, desafiando el alarmismo utilizado por la izquierda como excusa para implementar políticas de mayor tributación y control estatal.

El Instituto menciona que la caída del "socialismo real" ha llevado a la izquierda radical a reinventar su retórica, adoptando el discurso de la "lucha contra la desigualdad", el cual ha sido acríticamente aceptado incluso por sectores más moderados.

A través de un análisis crítico de las investigaciones de economistas como Thomas Piketty, el informe destaca que el gobierno de Sánchez ha impulsado una gran cantidad de propuestas fiscales, con un enfoque en aumentar los impuestos a las rentas altas y grandes patrimonios, bajo la premisa de combatir la desigualdad. Sin embargo, se señala que las teorías de Piketty y la narrativa de Oxfam han sido desmentidas por la evidencia, ya que la verdadera intención ha sido fortalecer el intervencionismo económico, utilizando la desigualdad como una mera justificación.

Desde el IJM se lamenta que en España prevalezca un pensamiento de "suma cero", que se centra únicamente en la redistribución de la riqueza, descuidando la creación de nueva riqueza. Esto es alarmante, ya que nuestros indicadores de ingresos están cada vez más alejados de los de Europa y Estados Unidos, gracias a políticas que penalizan la creación de riqueza.

Los datos son claros: en los últimos 200 años, la población mundial ha aumentado ocho veces, pero la renta media se ha multiplicado por quince. Además, la tasa global de pobreza se ha reducido del 90% al 9%, y la esperanza de vida ha pasado de menos de 30 a más de 70 años. La mejora de indicadores como la mortalidad infantil y la desnutrición es indiscutible, lo que demuestra que la era del capitalismo ha traído consigo avances significativos en el bienestar humano.

El informe también plantea que la igualdad no siempre es sinónimo de progreso. Por ejemplo, países como Noruega y los Países Bajos tienen índices de Gini similares, pero sus niveles de ingresos son significativamente más altos que en Moldavia o Bielorrusia. Esto evidencia que la estructura de ingresos no se traduce directamente en prosperidad.

La conclusión del IJM es contundente: los países que han adoptado políticas económicas más liberales presentan niveles de renta mucho más altos en comparación con aquellos que han optado por modelos más intervencionistas. Sorprendentemente, España tiene uno de los índices de Gini más bajos en la Unión Europea, lo que refuerza que la desigualdad de riqueza en nuestro país es una cuestión mal entendida.

Un aspecto importante que el informe destaca es que el patrimonio del ciudadano medio en España ha crecido siete veces en los últimos 50 años, mientras que la porción de riqueza en manos del 1% más adinerado ha disminuido notablemente. Sorprendentemente, la riqueza controlada por las élites económicas ha pasado del 75% del total nacional a un 25% en la actualidad.

En términos de igualdad de consumo, España muestra cifras casi idénticas al promedio europeo, y desde 1960, el costo relativo de muchos bienes y servicios ha disminuido considerablemente, facilitando el acceso a recursos que antes eran un lujo. La diferencia en el acceso de hoy es 18 veces mayor que en 1960.

Es crucial entender que la desigualdad de renta que enfrenta España no es un indicador de colapso, sino que está vinculada mayormente a factores como el desempleo. En resumen, el informe del Instituto Juan de Mariana desafía las percepciones convencionales y brinda esperanzas sobre el crecimiento económico, esperando que promueva un debate más informado sobre la realidad de la desigualdad en nuestro país.