Después de 2457 días, que equivalen a 82 meses y ¡casi siete años de espera!, finalmente hemos llegado a la conclusión de una nueva edición de Gran Hermano. Y puedo asegurar que la espera ha valido la pena.

Esta temporada ha tenido a los espectadores al borde de sus asientos, especialmente con el desarrollo de los finalistas: Óscar, Juan y Ruvens. La tensión es palpable, y nadie se atreve a hacer pronósticos seguros. Óscar está convencido de que Juan se llevará el premio, mientras que Juan piensa que Óscar es el favorito, dado que ha sido descalificado en repetidas ocasiones como un mero 'mueble'. Sin embargo, la gran pregunta es, ¿podría ser Ruvens el que logre sorprender a todos con una victoria inesperada? Sería una gran sorpresa, considerando que hasta dentro de la casa la opinión parece estar casi unánime respecto a quién debe ganar.

Desde su inicio, esta edición ha reavivado nuestra pasión por el programa. Una de las decisiones más acertadas fue el casting, eligiendo un grupo diverso y emocionante, y manteniendo a todos dentro de la casa durante el primer mes. Con siete finalistas, el interés no ha disminuido; al contrario, este año logra mantener al público enganchado hasta el final. Todos estamos ansiosos por descubrir cómo culminará esta intensa competencia.

Es curioso ver cómo Ruvens ha aconsejado a Óscar evitar el Rastro por ser ahora famoso. Esto refleja la desconexión que los concursantes tienen con el mundo exterior tras más de cien días de encierro. Cuando finalmente salgan, se darán cuenta de que, aunque son reconocidos, no son la gran atracción que piensan ser. El programa ha tenido cifras espectaculares de audiencia, lo que significa que muchos de ellos han ganado algo de fama. No obstante, no será fácil para ellos manejar ese nuevo nivel de atención pública; las grandes estrellas, como Dua Lipa, discurren por Madrid sin llamar la atención, y el mismo destino le espera a cada uno de estos finalistas.

Hoy, deseo concentrarme en el último de los daguerrotipos: Óscar, también conocido como el 'mago del Misisipi'. Desde su ingreso, ha demostrado ser un jugador astuto, capaz de manipular situaciones y controlar su imagen. Sin embargo, su juego ha traído numerosas controversias. He observado cómo, en sus primeros días, se mostró indeciso y dudoso ante las cámaras, pero con el tiempo, se convirtió en alguien con un dominio verbal impresionante, imposicionando su voz y su voluntad en las discusiones. Esto lo llevó a ganar tanto admiradores como enemigos.

A pesar de su astucia y habilidades sociales, ha mostrado una falta de lealtad con sus aliados, lo que ha ido provocando una creciente desconexión entre él y sus compañeros. Su manejo de la relación con Maica es un ejemplo perfecto de su estilo manipulador. Aunque a veces logra reconciliarse, siempre parece estar al borde de romper la confianza de sus compañeros. Esto ha llevado a que sus traiciones se acumulen y que su imagen dentro del grupo se deteriore.

Al final, Óscar ha sido una figura polarizadora: un tipo capaz de generar tanto interés como rechazo. Su estilo de juego le ha permitido mantenerse en la competencia, pero, a medida que el final se acerca, parece que su red de apoyo se ha desmoronado. ¿Logrará finalmente el triunfo que tanto desea, o será el último en caer por su falta de lealtad?

Los porcentajes de audiencia recientes revelan una competencia feroz, y no hay certeza de quién logrará ganar esta temporada. Sea quien sea el vencedor, podemos estar seguros de que será un desenlace inolvidable. ¡No te lo pierdas!