En una intensa batalla nocturna de medios, Iker Jiménez se encontró frente a frente con Jokin Castellón. En la esquina de Horizonte, Jiménez se enfrentaba a un reality check, mientras que el programa Conspiranoicos analizaba los bulos que rodean la cobertura de la DANA, una tragedia que ha traumatizado a muchas familias en España. Jokin Castellón, respaldado por laSexta, lanzó su programa justo cuando las tensiones aumentaban.

El pasado domingo, la polémica estalló cuando Rubén Gisbert, un colaborador de Horizonte pero no parte del equipo, se convirtió en el centro del escándalo al dramatizar una situación de emergencia lanzándose al suelo y cubriéndose de barro. Jiménez, por su parte, se vio involucrado tras un polémico tuit donde afirmaba que en un centro comercial había “muchos muertos”. Horas más tarde, la Policía desmintió esta afirmación, provocando un nuevo revuelo mediático.

La comunidad periodística, desde El Gran Wyoming hasta Ana Pastor, se cebó en Jiménez, poniendo en entredicho su labor al frente de Horizonte. En medio de este vendaval, Iker decidió hablar y advirtió que esto no solo era un mea culpa, sino una admisión de que el caos mediático lo había sobrepasado. En su intervención, él mismo afirmó: "He cometido un error, pero otros también lo han hecho". Con esta frase, comenzó su defensa mientras enfrentaba la multitud de acusaciones.

Iker Jiménez reconoció que la cobertura informativa sobre la DANA había sido un desastre y que, en su afán de comunicar la urgencia de la situación, se había pasado de la raya. Habló sobre el desgarrador estado de las áreas afectadas por la catástrofe y cómo la indignación le llevó a cometer graves errores de juicio. Especialmente irónico fue cuando declaró que, aunque Gisbert no forma parte de su equipo, sentía que había fallado en la supervisión de sus colaboradores. Su énfasis en que Gisbert tenía buenas intenciones pero se había comportado de forma inapropiada dejó a muchos con más preguntas que respuestas.

Más allá de sus errores, Iker apuntó hacia otros medios que también habían contribuido a la desinformación, citando ejemplos alarmantes que distorsionaron la realidad de la tragedia. En un momento especialmente emotivo, Jiménez se refirió al dolor de las víctimas y la responsabilidad que tienen los medios de comunicación en situaciones de crisis.

Concluyó su autocrítica entre frases de desconsuelo y promesas de mejora, asegurando que "intentaré ser mucho más escrupuloso" en el futuro. Pero la pregunta quedó en el aire: ¿es suficiente el arrepentimiento de Iker Jiménez en un paisaje mediático tan frágil y propenso a los bulos? Las lecciones han sido aprendidas, pero la confianza del público está en la cuerda floja. Si los expertos supieran cómo gestionar la información en tiempo real, quizás esta situación se habría desarrollado de una manera muy diferente.