En un giro sorprendente para la industria automotriz en España, el Ebro S800 comienza su producción en la emblemática fábrica de Nissan en Barcelona, una planta reemplazada por Chery tras la salida del gigante japonés en 2020. Ebro, una marca nostálgica con raíces rurales, se renueva al aliarse con Chery, propietaria de otras marcas como Omoda, para ofrecer modelos que prometen ser económicos y eficaces en el mercado europeo.

El nuevo Ebro S800 es un SUV de gasolina con capacidad para siete personas, y se espera que las primeras unidades lleguen en febrero de 2024. Con un precio base de 36,990 euros (ya está anunciado en su web por 33,500 euros), se posiciona como uno de los SUV más asequibles del mercado, con un equipamiento inicial que supera a competidores como el Peugeot 5008 o el Skoda Kodiaq.

Chery ya ha demostrado su éxito en Europa con su modelo MG4 Electric, que ha cosechado buenos resultados gracias a su excelente relación autonomía-precio. Ahora, Ebro busca replicar esta estrategia lanzando un vehículo de combustión asequible que pueda atraer a los consumidores que buscan economía y funcionalidad.

Además del Ebro S800, la marca considera lanzar una versión híbrida enchufable más adelante, aprovechando la tendencia creciente hacia la electrificación en Europa. Sin embargo, la crítica se dirige hacia la naturaleza del Ebro S800: se trata de un vehículo chino rebautizado, lo que plantea la cuestión de si España realmente está contribuyendo al desarrollo ingenieril de automóviles o simplemente a su ensamblaje.

El aprovechamiento de la planta de Nissan, que anteriormente operaba en Barcelona, le permite a Ebro reducir costos y limitar su inversión en desarrollo, una estrategia que el propio Chery ya ha implementado con sus modelos. Esto es indicativo de una tendencia más amplia en la industria: marcas que buscan aprovechar las ventajas económicas de España con salarios competitivos y costes energéticos menores en comparación con otros países europeos.

Sin embargo, esta situación genera un dilema. Mientras algunos ven el inicio de una nueva era para la industria automotriz en el país, otros advierten que la dependencia de vehículos chinos remarcados podría mantener a España en la etapa más básica de la manufactura automotriz. Así, el gran desafío que enfrentan España y otras naciones europeas es equilibrar el manufacturador tradicional con la innovación y el desarrollo tecnológico, un equilibrio que, si se logra, podría transformar el panorama industrial del país.

Con el Ebro S800 comenzando su aventura en el competitivo mercado automotriz europeo, queda por ver si se podrá aprovechar esta oportunidad para catapultar a España a una nueva era automotriz, donde la producción y el desarrollo tecnológico coexistan de manera equitativa.