¡Impactante! Donald Trump se encuentra nuevamente en el Reino Unido, marcando su segunda Visita de Estado, un hecho sin precedentes que desata especulaciones y curiosidades.

La primera vez que Trump cruzó el Atlántico fue en 2019, en su primer mandato, mientras el país aún se encontraba bajo el reinado de Isabel II. Seis años después, el escenario ha cambiado: Carlos III ocupa el trono y Trump, quien aún lidera Estados Unidos, busca reafirmar los lazos entre las dos naciones.

En su visita, llena de glamour y protocolos, Trump y su esposa Melania fueron recibidos con honores por la realeza. El ex-presidente no escatimó en halagos hacia Carlos III y la reina Camilla. Pero lo que realmente captó la atención fueron sus elogios a Kate Middleton, a quien describió como "radiante y hermosa" durante una cena de gala en el castillo de Windsor.

¿Desplante o Simple Desliz?

Sin embargo, el momento incómodo llegó cuando Trump, al parecer embelesado por la presencia de Kate, dejó en segundo plano a la reina Camilla. Durante una ceremonia, cuando la princesa de Gales se acercó para platicar con ambas, Camilla intervino y sugirió que Kate se uniera al grupo de hombres, donde estaba el príncipe Guillermo. ¡Un gesto inesperado que seguramente molestó a la reina!

En su discurso esa noche, Trump, aún sin olvidarse de Camilla, erróneamente la nombró como "una reina muy, muy especial", dejando en la audiencia un aire de sorpresa y confusión. A pesar de los deslices, el ex-presidente cerró su discurso con un brindis por la amistad entre los dos países.

La visita de Trump, además de ser un evento de protocolo, es un reflejo de las complejidades de las relaciones internacionales y la fascinación estadounidense por la realeza británica. Sin duda, este encuentro será recordado por mucho tiempo como un momento inesperado que mezcla respeto y desconcierto.