José Luis López Cerrón llega a la redacción de Relevo, dejando un legado complicado al frente de la Real Federación Española de Ciclismo (RFEC). A sus 68 años, Cerrón se prepara para ceder el cargo a José Vicioso, quien ha sido vicepresidente y ahora es el gran favorito para ocupar la presidencia. Desde que Cerrón asumió el mando en 2012, el panorama ha cambiado drásticamente para el ciclismo español.

Un aspecto preocupante fue la situación de quiebra de la federación. En un contexto en el que se debía a Hacienda, a la Seguridad Social y a los empleados, la deuda acumulada superaba los tres millones de euros. 'Fue un momento muy complicado', comenta Cerrón, recordando cómo el Consejo Superior de Deportes tuvo que otorgar un préstamo de 600.000 euros para poder restablecer la normalidad.

Las decisiones difíciles también llegaron, incluyendo el despido de personal. Cerrón tuvo que enfrentarse a la dura tarea de despedir entre ocho y diez personas, un proceso desgastante para todos los involucrados. 'Era lo más duro de todo', admite. Al inicio de su mandato, los ciclistas se vieron obligados a autofinanciar sus viajes a competiciones internacionales, algo que puede parecer impensable en la actualidad.

A pesar de las adversidades, Cerrón resalta que la federación ahora goza de una salud económica estable. Se han implementado departamentos que antes no existían, incluido marketing y relaciones públicas. 'Se han realizado cambios significativos', dice, reflejando un optimismo renovado por el futuro que se asoma para el ciclismo español.

Cerrón también comparte su experiencia con el seleccionador Pascual Momparler, quien ha demostrado ser un gestor eficaz y querido por los ciclistas. La relación entre la federación y el equipo Movistar es fundamental, destacándose como una de las principales fuerzas del ciclismo en España.

En cuanto a La Vuelta, Cerrón ve un brillo especial en su desarrollo. Con la llegada de Javier Guillén, la carrera ha tomado un nuevo rumbo, superando incluso a otros grandes eventos del ciclismo como El Giro. Para Cerrón, este crecimiento es motivo de orgullo nacional, enfatizando que no se trata solo de competencia, sino de un hito histórico para el deporte.

Con un legado que podría estar marcando el fin de una era, Cerrón confiesa sentirse satisfecho por los logros alcanzados y por la revitalización de la RFEC que, a pesar de las dificultades, ahora se siente más fuerte que nunca. 'La satisfacción está en haber superado los tiempos difíciles, y ahora el ciclismo español brilla con fuerza', concluye Cerrón, dejando una expectativa positiva para la nueva gestión que debería llegar.