La presión sobre los atletas en el mundo del deporte profesional se intensifica con cada temporada. La crítica constante sobre la carga de los calendarios, especialmente en deportes como el tenis, ha generado un debate sobre si realmente los jugadores están siendo explotados a cambio de ganancias económicas que parecen no tener límites.

Carlos Alcaraz, el talentoso joven tenista que ha capturado la atención mundial, ha expresado su preocupación por el apretado calendario de la ATP. "No tengo tantos días de descanso como me gustaría. A veces no quisiera jugar algunos torneos". Estas palabras resuenan con fuerza, dado que el número de lesiones en el tenis masculino ha ido en aumento. ¿Estarán estas lesiones relacionadas con la tensión de competir casi ininterrumpidamente?

Su rival, Jannik Sinner, también ha destacado la complejidad de gestionar una temporada que se siente interminable. Sin embargo, Sinner señala que los jugadores tienen la última palabra: "La temporada es bastante larga y no es fácil. Aún puedes elegir participar o no en ciertos torneos, aunque las decisiones tienen repercusiones en cuanto a puntos y premios monetarios". Aquí se refleja la dura realidad de tener que equilibrar la salud física y la búsqueda del éxito.

El tenis ha cambiado drásticamente desde la Era Open en los años 60. Con la introducción de circuitos profesionales, los jugadores ahora tienen que navegar por un mar de torneos, donde la tensión entre deleitar al público y mantener su rendimiento físico es palpable. Con un promedio de 24.7 semanas jugadas por los 'top 10' en 2023, es evidente que la carga es considerable.

Desde 1990, la cantidad de torneos en el circuito ATP ha ido disminuyendo, de 82 torneos a 72 en la actualidad. Sin embargo, la cantidad de partidos por torneo ha permanecido alta, lo que lleva a cuestionar si realmente está aumentando la carga sobre los jugadores. A pesar de que hay torneos obligatorios como los Master 1.000, los mejores tenistas a menudo toman decisiones estratégicas sobre su participación. La historia ha demostrado que, aunque los mejores jugadores participan en la mayoría de estos torneos, la presión por permanecer competitivos sigue en aumento.

En conclusión, mientras el negocio del tenis continúa prosperando y generando ingresos astronómicos, las preocupaciones de figuras como Alcaraz y Sinner abren un debate sobre el futuro del deporte. ¿Deberían las organizaciones ajustar el calendario para preservar la salud de sus atletas? Este es un tema que podría definir la próxima era del tenis y eventualmente determinar qué jugadores podrán mantenerse en la cima.