Salud

El asombro: la emoción que nos rescata del individualismo y la polarización

2024-11-08

Autor: Marta

¿Qué sentimos al contemplar un atardecer impresionante? ¿O cuando estamos en la cima de una montaña admirando el paisaje? ¿Qué experimentamos al ver a un bebé dando sus primeros pasos, cuando un atleta rompe un récord mundial, o al escuchar una melodía que nos conmueve profundamente? Todo esto está relacionado con el asombro, una emoción poderosa que puede desbloquear una vida más plena.

La profesora Michelle Shiota, del Departamento de Psicología de la Universidad de Arizona, compara el asombro con "el bolso Gucci de las emociones": un lujo prescindible. Sin embargo, aunque este sentimiento ha sido objeto de estudio en la religión y la filosofía a lo largo de los siglos, no fue hasta 2003 que Dacher Keltner y Jonathan Haidt lo examinaron desde una perspectiva psicológica. Sus investigaciones han comenzado a develar las claves de esta emoción profundamente ligada a la experiencia humana.

Pero, ¿qué es realmente el asombro? Keltner y Haidt definieron que esta emoción implica una sensación de inmensidad, ya sea al enfrentarnos a un paisaje natural o al admirar la grandeza de una obra de arte o una idea. Esta experiencia nos obliga a expandir nuestras estructuras mentales para entender lo nuevo que estamos descubriendo.

Summer Allen, en un artículo del Greater Good Science Center de la Universidad de Berkeley, señala que las investigaciones posteriores han comprobado que el asombro nos ayuda a trascender el ego. Nos sentimos más conectados con los demás y formamos parte de algo más grande, fomentando así la amabilidad y la generosidad.

Además, el asombro nos hace tomar conciencia de la pequeñez de nuestro yo. Aunque a primera vista esto pueda parecer negativo, se trata de liberarnos de nuestras preocupaciones individuales y apreciar la realidad desde una nueva perspectiva. Según un estudio de 2017, las personas inducidas al asombro mostraron una visión más equilibrada de sus fortalezas y debilidades, reconociendo mejor las contribuciones externas a sus logros.

Dacher Keltner menciona que "el asombro requiere apertura y una aproximación sin prejuicios al misterio". Esta humildad que se genera en la experiencia de asombro nos permite obtener una visión más clara de nuestro lugar en el mundo y de la importancia de las experiencias colectivas.

El asombro también afecta la manera en que procesamos la información, llevándonos a una asimilación más imparcial, menos influenciada por nuestras expectativas. Esta experiencia de asombro puede ocurrir en momentos cotidianos, lo que incrementa aún más su accesibilidad.

En un mundo donde el mindfulness se ha vuelto popular, es esencial considerar los beneficios del asombro, que son más sencillos de experimentar. El asombro actúa como un estado de mindfulness natural que nos ancla en el presente, despejando nuestra mente y conectándonos con la realidad. Nos da la sensación de que el tiempo se expande, lo que nos hace más propensos a ser generosos con nuestro tiempo y recursos.

Es importante destacar que no es necesario escalar montañas o asistir a grandes eventos para experimentar el asombro. Simplemente observar la simplicidad de niños jugando o recibir ayuda en un momento crítico puede ser asombroso. Este estado de asombro requiere un cierto grado de entrenamiento: un esfuerzo consciente por ser más observadores, abrir nuestros sentidos y apreciar lo cotidiano.

En una sociedad donde el individualismo y la polarización están en aumento, el asombro se presenta como una emoción vital que fomenta la conexión, no solo con los demás, sino también con los misterios de la vida. En un mundo cada vez más secular, el asombro podría servir como una vía para abordar preguntas fundamentales sobre nuestra existencia: ¿Quiénes somos realmente? ¿Cuál es nuestro propósito aquí? Adoptar esta emoción podría ser el primer paso para transformar no solo nuestra percepción del mundo, sino también nuestras relaciones interpersonales.