La historia del célebre escritor portugués Eça de Queiroz, quien nació en 1845 en Póvoa do Varzim, ha tomado un giro emocionante. Tras un largo y tumultuoso proceso judicial, sus restos han encontrado reposo permanente en el Panteón Nacional de Portugal, en Lisboa, donde estará junto a otras figuras legendarias del país. A pesar de que Eça falleció en 1900, su legado ha continuado vivo a través de sus emblemáticas obras, como 'Os Maias', que siguen siendo estudiadas y leídas en todo el mundo.

Este miércoles, un homenaje a Eça de Queiroz marcó la culminación de una batalla jurídica que se extendió por más de un año. Aunque algunos miembros de su familia se opusieron al traslado, argumentando que no debía ser enterrado junto a figuras cuya fama consideran 'indeseable', la mayoría de sus 22 bisnietos apoyaron el movimiento. La justicia decidió a favor de su reposo en el Panteón en junio de 2024, permitiendo que se realizaran finalmente las ceremonias que se habían previsto y luego pospuesto.

El evento fue presenciado por altas autoridades del país, incluido el presidente Marcelo Rebelo de Sousa y el primer ministro Luís Montenegro. Durante la emotiva ceremonia, actores y académicos leyeron pasajes de sus textos más conocidos, mientras una guardia de honor escoltaba el ataúd, simbolizando el respeto y la admiración que Eça de Queiroz merece. Afonso Reis Cabral, presidente de la Fundación Eça de Queiroz, enfatizó su relevancia al afirmar que sigue siendo un autor relevante y contemporáneo, cuya sátira y crítica social resuenan en la actualidad.

Los restos de Eça de Queiroz tuvieron un largo periplo; inicialmente descansaron en el panteón de sus suegros hasta ser trasladados en 1989 a una tumba en Santa Cruz do Douro, cerca de la sede de su fundación, por la creciente degradación de su primera sepultura. Isabel Pires de Lima, exministra de Cultura, lamentó que un tributo como este no se hubiera realizado antes, dado que el escritor estuvo 100 años en un lugar provisional.

Eça de Queiroz, a lo largo de su vida, fue también un destacado diplomático, sirviendo como cónsul en París. A pesar de sus obligaciones diplomáticas, nunca dejó de producir una de las obras más influyentes de la literatura portuguesa del siglo XIX. Su bisnieto destacó su papel fundamental en la construcción de la identidad nacional portuguesa.

A lo largo de su carrera, Eça se destacó por su aguda crítica social y su habilidad para exponer los vicios y defectos de la sociedad portuguesa. Sus colaboraciones literarias con otros intelectuales de su época, como Joaquim Pedro Oliveira Martins y José Duarte Ramalho Ortigão, lo colocan en una corriente de pensamiento que buscaba reformar y mejorar las condiciones sociales del país. Su obra 'El misterio de la carretera de Sintra' es un claro ejemplo de su maestría literaria.

En consecuencia, Eça de Queiroz es recordado no solo como un brillante autor, sino como un personaje fascinante y lleno de contradicciones. Su estilo de vida extravagantemente dandi chocaba con sus consejos de economizar que daba a su esposa, lo que solo añade más matices a su intrincada personalidad. Su vida y legado seguirán siendo objeto de estudio y celebración, ahora de forma definitiva en el Panteón Nacional.