¡Dinero, el Eje Central de la Cumbre del Clima 2024!
2024-11-11
Autor: María
En el contexto del Acuerdo de París, los países han asumido el crucial compromiso de no solo mitigar el calentamiento global —que intensifica fenómenos meteorológicos extremos—, sino también de brindar apoyo financiero a naciones en desarrollo que, aunque son responsables en menor medida del cambio climático, son los que más lo padecen. Desde 2020, se estableció un objetivo de asistencia de 100,000 millones de dólares anuales, una meta que solo comenzó a cumplirse en 2022. Sin embargo, se avecina un nuevo desafío: la actualización de este objetivo para 2025. Las estimaciones apuntan a que se requiere al menos un billón de dólares anualmente a partir de 2030, especialmente exigido por países africanos y pequeños estados insulares.
Este aumento en la financiación representa un salto significativo. Por ello, se están llevando a cabo arduas negociaciones sobre quién debe contribuir a estos fondos. Históricamente, los países industrializados, liderados por la Unión Europea, han sido los mayores donantes. Pero la UE ahora destaca que también se requiere la participación de grandes economías emergentes, como China, así como de estados del Golfo, para lograr la cifra anhelada. No obstante, el gigante asiático se muestra reticente a aceptar esta propuesta.
Además, hay una tercera dimensión financiera relacionada con los mecanismos para movilizar estos fondos. Actualmente, el 69% de la financiación se canaliza a través de préstamos, lo cual, según los países en desarrollo, fomenta aún más la desigualdad. Para contrarrestar esto, el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, ha propuesto desde 2022 un impuesto a las grandes compañías petroleras y de gas, que podría generar hasta 210,000 millones de dólares anuales.
Sin embargo, las ausencias también son notables en este escenario. Aparte de la cuestión del dinero, la batalla contra el aumento de las temperaturas globales debido a las emisiones de gases de efecto invernadero sigue siendo una de las prioridades. Las políticas actuales podrían conducir a un incremento de 3°C en la temperatura global respecto a la era preindustrial, muy por encima de lo que se considera seguro. En 2023, las emisiones globales de CO2 volvieron a aumentar un 1.3%, superando el ritmo de crecimiento de la década anterior.
Se anticipa que algunos países presenten nuevos objetivos de reducción de emisiones, ya que tienen hasta febrero para hacerlo en un intento de revertir la tendencia del calentamiento global. Sin embargo, el clima geopolítico que rodea la COP29 juega en contra, especialmente con la posible reelección de Donald Trump como presidente de EE. UU., quien ya había activado el mecanismo para salir del Acuerdo de París durante su primer mandato. Aunque el equipo de Joe Biden todavía estará presente en la cumbre, cualquier acuerdo alcanzado no estará vinculado a la futura administración.
Por si fuera poco, la cumbre se enfrenta a importantes ausencias, lo cual agrega un obstáculo a las negociaciones. No asistirán figuras clave como el presidente estadounidense Joe Biden, el líder chino Xi Jinping, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ni los mandatarios de Francia, Alemania e India: Emmanuel Macron, Olaf Scholz y Narendra Modi, respectivamente.
El interés por el cambio climático se ha visto ofuscado por otros conflictos, tales como la guerra en Ucrania y la creciente inflación. Este desinterés se refleja no solo en las ausencias notables, sino también en el reciente fracaso de renegociar cómo proteger la naturaleza en Cali, Colombia. Este catastrófico colapso de las negociaciones eleva las expectativas de que esta Cumbre del Clima no logre avances significativos. ¡El futuro del planeta está en la cuerda floja y el tiempo se agota!