Han transcurrido casi 72 horas desde el fatídico momento, aquella trágica noche del martes 29 de octubre a las 20:15, que se quedará grabada en la memoria colectiva del pueblo valenciano. Este evento catastrófico no solo ha dejado una huella profunda, sino que también ha desatado un torbellino de emociones y acciones entre los afectados.

Desde ese momento horroroso, los días se han convertido en una lucha constante para los supervivientes. Habitantes de Alfafar y Chiva observan impotentes cómo pasan las horas, sin noticias de sus seres queridos. En un acto de solidaridad increíble, se lanzan a limpiar las áreas devastadas, tomando la iniciativa donde las autoridades parecen ausentes.

La magnitud del desastre causado por las incesantes lluvias es abrumadora: más de 200 muertos y decenas de desaparecidos. Esta calamidad ha dejado un rastro de destrucción que impide que la ayuda humanitaria llegue con la rapidez necesaria. “Aquí no ha venido todavía nadie. La gente está viniendo desde Valencia andando, recorriendo de ocho a veinte kilómetros, cargados con palas para limpiar", menciona Iván, un policía nacional de Alfafar, que se ha convertido en uno de los pilares de apoyo en esta situación. “Aquí el ejército es el pueblo”, concluye, reflejando el espíritu de comunidad que ha surgido entre la adversidad.

Los vecinos enfrentan un paisaje desolador, con barro, escombros y vehículos amontonados marcando cada rincón de la zona afectada. La falta de víveres y la escasez de información solo incrementan la desesperación. Sin embargo, en medio de esta tragedia, aflora la resiliencia y solidaridad de un pueblo que se une para enfrentar la devastación.

La población no solo trabaja incansablemente para rehabilitar su entorno, sino que también comienza a plantearse cómo reconstruir sus vidas después de esta catástrofe. La ayuda requerida es urgente y necesaria; por lo que se hace un llamado a las autoridades y organizaciones a que prioricen la asistencia en esta localidad y en otras áreas golpeadas por esta devastadora DANA, la peor del siglo en Valencia. Es momento de actuar, de escuchar y de no dejar atrás a quienes lo están perdiendo todo.