¡Descubre por qué Groenlandia no está en venta! La historia de su vínculo con Dinamarca y los curiosos intentos de compra de EE. UU.
2025-01-12
Autor: Lucia
La polémica ha resurgido: Donald Trump ha vuelto a tocar el tema de Groenlandia, insistiendo en que Estados Unidos debería adquirir la isla, a la que califica como "una necesidad absoluta" para su "seguridad económica". No descartó la posibilidad de usar la fuerza militar para lograrlo, generando preocupación y sorpresa a nivel internacional.
El interés estadounidense por Groenlandia no es nuevo, pero ha fluctuado a lo largo de la historia, especialmente en los últimos años debido a las oportunidades que presenta el cambio climático: el deshielo ha abierto nuevas rutas marítimas y el acceso a recursos naturales estratégicos como tierras raras, uranio y minerales raros.
La rivalidad creciente con potencias como China y Rusia ha intensificado el interés de EE. UU. en controlar este territorio. Sin embargo, hay un obstáculo significativo: Groenlandia es parte del Reino de Dinamarca y tanto Copenhague como el gobierno groenlandés aseguran que "no está en venta".
Conociendo Groenlandia
Groenlandia, aunque es la isla más grande del mundo, es también uno de los lugares menos poblados, con aproximadamente 56.000 habitantes, en su mayoría inuit. El 80% de su superficie está cubierta de hielo, con la población concentrándose en la costa suroeste, especialmente en torno a su capital, Nuuk.
La economía de Groenlandia se basa mayormente en la pesca y se apoya en subsidios del gobierno danés, que representan cerca de una quinta parte del PIB de la isla. Sin embargo, el interés por sus riquezas naturales ha crecido, y se espera que su explotación sea más viable a medida que continúe el calentamiento global.
La historia detrás de la presencia danesa en Groenlandia
Desde hace tres siglos, Groenlandia forma parte de Dinamarca. Aunque los nórdicos llegaron a la isla a finales del siglo X, fue a partir de 1721 que comenzó la colonización danesa con Hans Egede, un misionero que estableció el primer asentamiento. Desde entonces, Groenlandia ha sido un territorio danés.
Su estatus ha cambiado a lo largo del tiempo. En 1953, Groenlandia fue oficialmente incorporada al Reino de Dinamarca y sus habitantes se convirtieron en ciudadanos daneses. En 1979, tras un referéndum, se le otorgó un gobierno autónomo, y en 2009 se ampliaron sus competencias locales, dejando seguridad y defensa en manos de Copenhague.
La lucha por la autodeterminación
Desde que Trump planteó la idea de comprar Groenlandia, el gobierno danés ha enfatizado que la decisión sobre su futuro pertenece a los groenlandeses. Lars Lokke Rasmussen, ministro de Exteriores de Dinamarca, expresó que Groenlandia tiene sus propias aspiraciones, y si estas se concretan, podría optar por la independencia. Sin embargo, el primer ministro groenlandés, Múte Egede, ha criticado la idea de una unión con EE. UU., abogando en cambio por la liberación de los "grilletes del colonialismo".
Los fracasos históricos de EE. UU. al querer comprar Groenlandia
A lo largo de la historia, EE. UU. ha adquirido numerosos territorios mediante compra. En el siglo XIX, compró Luisiana, Florida y Alaska, y en 1917 adquirió las Islas Vírgenes danesas. Los intentos de adquirir Groenlandia han sido constantes desde entonces. A finales de la Segunda Guerra Mundial, el secretario de Estado James Byrnes ofreció a Dinamarca 100 millones de dólares por Groenlandia, pero esa propuesta fue rechazada.
En 1951, se firmó un acuerdo de defensa que estableció la presencia militar estadounidense en la isla, explicando la base de Thule, que hoy en día sigue siendo un punto crucial para la vigilancia y operaciones militares en el Ártico.
Los intentos de Trump han abierto un debate que muchos pensaban cerrado. ¿Es solo retórica o hay un plan detrás de sus palabras? El ex primer ministro de Groenlandia, Kuupik V. Kleist, descartó posibilidades de venta en un futuro previsible, y el gobierno de Joe Biden ha cerrado cualquier posible negociación.
La cuestión de Groenlandia sigue siendo un tema caliente, no solo por su extensión y recursos, sino también por lo que representa en términos de soberanía e identidad para los groenlandeses. La lucha por la autodeterminación continúa, y es un recordatorio de que la historia geopolítica es redactada por aquellos que tienen el valor de levantar la voz y reclamar su futuro.