Salud

¡Descubre el momento perfecto para comer y acelera tu metabolismo!

2025-01-08

Autor: María

A lo largo de nuestra vida, a menudo nos obsesionamos con el conteo de calorías de lo que ingerimos. Sin embargo, un aspecto igual de importante es el momento en que comemos. Esto no solo influye en nuestro peso, sino también en nuestra capacidad para metabolizar los alimentos de manera efectiva y sentirnos mejor. Este concepto se conoce como crononutrición.

Según la experta Irene Domínguez, tecnóloga de alimentos en Clínica Palasiet, "la relación entre nutrición y salud va más allá de lo que comemos. La calidad y cantidad de los alimentos son fundamentales, pero el momento en que comemos puede ser decisivo para mejorar nuestra salud".

La cronodieta se basa en la sincronización de nuestra alimentación con nuestro reloj biológico interno, lo que regula diversos procesos metabólicos. Sara Vives, química y nutricionista, señala que "comer a horas específicas puede optimizar la digestión, mejorar la absorción de nutrientes y regular nuestros niveles de energía". Ella explica que mantener horarios regulares para nuestras comidas ayuda a sincronizar nuestras hormonas del hambre y saciedad, facilitando así el control del peso, la mejora en la calidad del sueño y una mayor concentración.

Durante las horas de luz, nuestro cuerpo se encuentra en su máximo rendimiento metabólico. Así, lo ideal es realizar un máximo de tres ingestas al día y, si es posible, dejar descansar al organismo al menos 12 horas entre la cena y el desayuno, lo que permite una adecuada recuperación durante el sueño. La recomendación es desayunar una hora después de que amanezca y tras la exposición a la luz solar, lo que activa hormonas esenciales para el inicio del día, como el cortisol.

La importancia de desayunar radica en que omitir esta comida puede mantener altos los niveles de cortisol, aumentando así la ansiedad y el apetito más tarde en el día. Esto puede llevar a episodios de hambre intensa, lo que claramente no es ideal. Al desayunar adecuadamente, logramos un control más equilibrado de nuestra glucosa en sangre y evitamos antojos poco saludables a lo largo del día.

En invierno, cuando la luz solar es escasa, se puede optar por un almuerzo más contundente entre las 8:30 y las 9:30 de la mañana, incluyendo opciones como huevos con aguacate o un porridge de cereales completos.

Almuerzos y cenas también deben ser más tempranos. Idealmente, el almuerzo se recomienda entre las 12:30 y las 14:30 y la cena entre las 18:00 y las 20:00, priorizando comidas ricas en carbohidratos complejos y proteínas de calidad. Aunque no se debe restringir macronutrientes, la cena debe ser más ligera y fácil de digerir, facilitando así un ayuno más llevadero entre las comidas.

Además, el ayuno intermitente, que implica periodos de descanso sin alimentos, ha demostrado ser beneficioso para la salud. Al reducir la ingesta frecuente y permitir que el cuerpo utilice la grasa como principal fuente de energía, se promueve la flexibilidad metabólica, un aspecto clave para quienes buscan reducir grasa corporal.

Finalmente, aunque antes se recomendaban cinco ingestas diarias, estudios recientes sugieren que esta práctica podría no ser la más eficiente. Comer con frecuencia puede elevar los niveles de insulina, aumentando el riesgo de resistencia a esta hormona. Por lo tanto, optar por un patrón de alimentación más acorde con nuestros ritmos biológicos puede ser esencial para mantener un metabolismo saludable y prevenir enfermedades.