Uno de cada 25 individuos es portador de alguna enfermedad genética recesiva, lo que pone de relieve la importancia de la prevención y diagnóstico temprano. Afortunadamente, los avances en genética reproductiva han revolucionado la forma en que enfrentamos este desafío, reduciendo en un asombroso 90% el riesgo de que los embriones presenten problemas genéticos. El diagnóstico genético preimplantacional (DGP) no solo aumenta las probabilidades de éxito en tratamientos de fertilidad, sino que también disminuye el riesgo de abortos espontáneos, brindando una mayor esperanza a las familias.

Al incorporar la detección temprana, la prevención y el asesoramiento, se contribuye significativamente a una salud mejorada para las familias. La doctora Federica Moffa, directora médica de Fertilab Barcelona, destaca que la genética reproductiva ha transitado de ser una simple herramienta complementaria a convertirse en un componente fundamental de los tratamientos de fertilidad modernos. Además, los especialistas recomiendan que las parejas que planean formar una familia consideren someterse a pruebas genéticas para conocer su riesgo y tomar decisiones informadas que puedan proteger a sus futuros hijos. Con la ayuda de la genética, el futuro de la salud familiar se presenta lleno de posibilidades.