El legendario Old Trafford se transformó en un escenario de lamento el día que el Manchester United se despidió del 2024, cayendo una vez más ante el Newcastle en un desolador 0-2. Con esta derrota, el United se encuentra irremediablemente estancado en el 14º puesto de la Premier League, un destino desolador para un club con una rica historia. Por otro lado, el Newcastle celebra su cuarto triunfo consecutivo, posicionándose en un prometedor quinto lugar, que les abre la puerta a competiciones europeas.

Desde la llegada de Rúben Amorim, el técnico portugués ha visto cómo su equipo ha sucumbido en cinco de los ocho partidos. La primera mitad del encuentro fue nada menos que patética, evidenciando una ausencia alarmante de cohesión y estrategia en la cancha. El Newcastle, por su parte, dominó el juego desde el primer minuto, mostrando una clara superioridad que dejó al United sin recursos.

El delantero sueco Alexander Isak fue el verdugo principal, abriendo el marcador apenas a los cuatro minutos, con un cabezazo que dejó al descubierto las falencias de la defensa local. Isak, solo en el área pequeña, encontró el momento perfecto para anotar su duodécimo gol en la Premier League. Es relevante resaltar que de estos, ¡ocho han sido marcados en las últimas seis jornadas! Un rendimiento que lo posiciona como uno de los delanteros más temidos del torneo.

La situación del United es preocupante. Los errores defensivos fueron constantes, y su juego en equipo prácticamente no existió durante la primera media hora, lo que permitió al Newcastle recuperar el balón con facilidad. En el minuto 17, Isak tuvo la oportunidad de aumentar la ventaja, pero su intento de picar el balón fue malogrado por el portero André Onana. Sin embargo, la historia de tormento para el United continuó cuando el brasileño Joelinton consiguió marcar de cabeza el segundo gol tras un centro de Anthony Gordon (19').

El infortunio continuó para el Newcastle, que tuvo un gol anulado y una ocasión clara desperdiciada por Tonali que dio en el poste. Rúben Amorim, consciente de la debacle, optó por sacar a Joshua Zirkzee y dar entrada al prometedor Kobbie Mainoo, buscando resucitar un centro del campo que simplemente no existió.

En la segunda mitad, el Manchester United mostró un atisbo de mejora, impulsado por la necesidad de cambiar la narrativa del partido. Harry Maguire estuvo cerca de anotar, estrellando su cabezazo en el poste tras un centro de Diogo Dalot (59'). Era un momento que, por desgracia, no se tradujo en un cambio definitivo del rumbo del encuentro.

A medida que avanzaba el partido, el United se vio impotente ante su propia ineficacia y limitaciones. Con esta derrota, los 'Diablos Rojos' se despiden de 2024 en una de sus posiciones más críticas desde 1989. El futuro se vislumbra oscuro para un club que, hasta hace poco, era sinónimo de grandeza. La afición se pregunta: ¿podrá Rúben Amorim encontrar la fórmula para resucitar a un gigante que parece estar desmoronándose ante nuestros ojos?