Resumen de la situación migratoria en Italia

Italia ha puesto en marcha una segunda deportación de migrantes a Albania que se presenta como un nuevo fracaso, tras el mal resultado de la primera operación. En esta ocasión, solo se han logrado trasladar a ocho migrantes, un número que queda muy por debajo de lo esperado, en comparación con más de 1.200 personas que han llegado a la isla de Lampedusa en solo dos días. Este desenlace refuerza las dudas sobre la efectividad del controvertido plan del Gobierno de ultraderecha liderado por Giorgia Meloni.

Detalles de las deportaciones

El primer traslado había movilizado una nave militar con 70 miembros de la tripulación para llevar a 16 migrantes a Shengjin, pero esta vez el número ha disminuido aún más. Se esperaba que los migrantes llegaran mañana o el viernes a Albania, país que cuenta con un gran campo de internamiento en Gjadër, con capacidad para más de 1.000 personas. Sin embargo, se confirma que muy pocos migrantes reúnen las condiciones necesarias para ser deportados, lo que pone en evidencia las limitaciones del plan.

Obstáculos legales y costos

La situación se complica aún más por la necesidad de que los migrantes aprueben el filtro del tribunal de inmigración de Roma, que tiene un plazo de 48 horas para validar su retención. En la primiera deportación, este tribunal ya había echado atrás la operación, lo que plantea interrogantes sobre la viabilidad de futuras deportaciones.

El coste de este plan también está en el ojo del huracán. El Gobierno italiano ha previsto una inversión significativa de 653 millones de euros en los próximos cinco años para el campo de internamiento en Gjadër, aunque se espera que el total podría ascender a 1.000 millones. Con el primer traslado, se calculó un gasto de hasta 18.000 euros por migrante, lo que ha suscitado críticas desde la oposición.

Criterios de selección estrictos

Un aspecto crucial que limita la cantidad de migrantes que pueden ser trasladados radica en los rigurosos criterios de selección que han establecido las autoridades italianas. Solo pueden ser deportados hombres, adultos, sanos y rescatados en aguas internacionales por naves italianas, y deben provenir de 19 países considerados 'seguros' por Italia, lo que genera un escenario aún más restrictivo.

Sin embargo, una reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la UE declaró que solo siete de esos países pueden ser clasificados realmente como seguros, lo que no solo afecta la deportación, sino que deja en entredicho todo el modelo que se intenta implementar con Albania.

Respuestas gubernamentales y críticas

Como respuesta a la incertidumbre legal, el Gobierno de Meloni ha emitido un decreto que refuerza la obligación de los jueces de seguir la normativa italiana, en un intento por eludir las normativas europeas.

Pero los análisis sugieren que este enfoque es un camino lleno de obstáculos, ya que muchos tribunales en Italia han rechazado hasta el 90% de las solicitudes realizadas bajo el nuevo protocolo.

Conclusiones sobre la política migratoria

Este panorama desolador pone de relieve la ineficacia de la política migratoria actual y plantea preguntas sobre el futuro de las deportaciones a Albania. En medio de esta crisis, el Gobierno de Meloni parece decidido a culpar a los tribunales, desviando la atención de la responsabilidad que le corresponde en la gestión de la inmigración.