En mayo, el actual primer ministro de Croacia, Andrej Plenković, tras su victoria electoral, logró formar un nuevo gobierno gracias a un polémico pacto con la extrema derecha. Este acuerdo ha dejado a muchos en el país preguntándose hasta dónde están dispuestos a llegar los conservadores de HDZ. Pero eso no es todo, la reciente victoria de Zoran Milanović, presidente saliente y sorprendentemente exitoso, ha puesto de relieve un cambio radical en el panorama político croata. Con más del 74% de los votos, Milanović obtuvo el respaldo más contundente desde que Croacia se independizó de Yugoslavia en 1991.

Milanović, que alguna vez fue un político moderado y de centroizquierda, ha pasado de ser un antiguo miembro del socialdemócrata SDP a convertirse en un defensor del euroescepticismo. Este viraje en su retórica parece ser parte de una estrategia para captar al electorado desilusionado, sobre todo después de que Croacia se uniera a la Eurozona hace un año y medio. La población enfrenta ahora altos niveles de inflación y una corrupción que enfrenta la ira de los ciudadanos.

"¡Esta no es la Europa moderna en la que quiero vivir y trabajar!", ha manifestado en varias ocasiones, mostrando su desacuerdo con las políticas de integración. Milanović ha utilizado un lenguaje divisivo que, según algunos analistas, podría compararse con el estilo de Donald Trump, aunque otros lo consideran una interpretación simplista. Según Hrvoje Krešić, periodista de Nova TV, Milanović es un soberanista que rechaza la imposición de órdenes por parte de otros países de la UE, ganando así la simpatía de muchos croatas.

"Es un político... me gustaría recordar cómo ha luchado contra los grandes bancos dominados principalmente por intereses italianos y austríacos que han causado grandes problemas económicos a la población croata, llevándola a una severa crisis de deuda. Su enfoque en este tema ha resonado entre quienes se sienten traicionados por las instituciones financieras".

Asimismo, el presidente de la Sociedad de Periodistas de Croacia, Hrvoje Zovko, comparte esta visión. Afirma que, aunque Milanović no es un nacionalista, presenta un estilo populista que le ayuda a encontrar un nicho en un panorama donde la izquierda se desmorona. A medida que la política internacional se complica, su discurso va dirigido hacia aquellos que están en contra de una estrecha colaboración con la OTAN, especialmente en un país que ha visto el horror de la guerra como lo fue Croacia.

La crisis de la izquierda es preocupante. El SDP ha visto disminuir su presencia y no tiene candidatos destacados, mientras que el único partido de izquierda, Radnička Fronta, ha fracasado en recuperar la confianza del electorado ante su falta de propuestas constructivas. Los partidos verdes y liberales no logran ofrecer soluciones efectivas en materia de políticas ambientales.

Sin duda, estos cambios en la política croata reflejan un descontento palpable entre muchos ciudadanos, que ven cómo sus preocupaciones y necesidades son ignoradas. Con Milanović al mando y el ascenso del populismo, el futuro de Croacia en la UE se encuentra en una encrucijada que podría tener consecuencias significativas para la nación.