El Valencia CF continúa en una espiral preocupante, durmiendo otra semana como colista de LaLiga con solo un punto en 15 posibles. Asumiendo que han sumado 3 de los últimos 36 puntos en los últimos 12 partidos oficiales, es evidente que el equipo no sabe lo que es ganar desde el pasado 15 de abril. Este arranque es, de hecho, el peor en la historia del club, empatado solo con la temporada 1999-2000. La crisis no es solo deportiva; el club se enfrenta a un 'cóctel perfecto' que ha creado un ambiente tóxico y desalentador para los aficionados.

La situación deportiva es alarmante, pero lo que agrava el problema es la situación interna del vestuario. Aunque algunos jugadores mantienen una buena relación fuera del campo, los recientes incidentes, como el episodio de Rafa Mir y las controversiales declaraciones de Pepelu, han enrarecido el clima dentro del equipo. Sergi Canós, un referente en el vestuario, ha intentado cohesionar al grupo diciendo: "Estamos más unidos que nunca", pero la verdad es que la presión y la ansiedad son palpables entre los jugadores.

Las lesiones han sido otro factor devastador para el Valencia. El equipo ha perdido a tres jugadores clave, entre ellos a Hugo Duro, que tiene la intención de regresar contra Osasuna, aunque su ausencia ya se sintió en el partido contra el Atlético. Por otro lado, José Gayà no regresará hasta finales de octubre, y la incertidumbre alrededor de Rafa Mir persiste debido a los escándalos que lo rodean.

A medida que el equipo lucha en el campo, el club también enfrenta problemas financieros serios. A pesar de la necesidad de respaldo económico que debería proporcionar un propietario multimillonario, el Valencia CF se encuentra en una situación precaria. Recientemente, el club inició negociaciones con Goldman Sachs para refinanciar la deuda y mejorar su liquidez a corto plazo. Sin embargo, esto implica un endeudamiento adicional a largo plazo que no será soportado por el actual propietario, Peter Lim, quien ya no parece interesado en mantener su participación en el club.

La situación financiera es crítica. Lim, que ha visto su inversión en el club crecer al 92% de acciones, aún no ha saldado un préstamo de 35 millones de euros, lo que pone en duda la estabilidad futura del Valencia. Con la posibilidad de una venta de Lim aún en el aire, los aficionados y expertos se cuestionan quién realmente tomará las riendas. Ven un futuro incierto y, quizás, desesperanzador para un club que solía ser una potencia en el fútbol español. La afición espera un cambio, pero el camino hacia la recuperación parece estar lleno de obstáculos.