La situación en el Real Madrid se ha vuelto tensa tras las recientes derrotas contundentes ante el Barça (0-4) y el Milan (1-3). Actualmente, el equipo se encuentra a nueve puntos del líder en LaLiga y rezagado en la Champions, ocupando el 17º lugar. Sin embargo, los problemas en el vestuario no son nuevos. Desde hace semanas, hay rumores y desconfianza circulando en Valdebebas, que han sido confirmados por diversas fuentes cercanas al club.

Antes del clásico del 24 de octubre, ya comenzaron a surgir críticas hacia el preparador físico, Antonio Pintus, y posteriormente se revelaron las preocupaciones del entrenador, Carlo Ancelotti, sobre cómo utilizar a Mbappé de manera efectiva. Con el 0-4 contra el eterno rival, se rumoreó que Tchouameni podría estar a la venta, evidenciando el desconcierto en la plantilla. Asimismo, la afición se ha manifestado con pitos hacia el equipo, confirmando que el malestar en el vestuario tiene fundamentos reales.

Ancelotti ha afirmado que el vestuario es 'sano', pero hay que matizar que la falta de grandes líderes, como Raúl, Casillas o Cristiano, ha cambiado la dinámica del grupo. Aunque hay un ambiente de camaradería, donde se celebran cenas grupales y se juega al pádel, la percepción de que 'los jugadores no son vagos' no es tan sencilla como parece. Los ojos están puestos en Mbappé, cuya falta de compromiso para recuperar el balón ha generado críticas entre sus compañeros.

La dirección del club también está siendo un factor de preocupación. La suspensión de eventos en el Santiago Bernabéu por problemas legales ha afectado considerablemente los ingresos del club, lo que ha llevado a un clima de incertidumbre que se siente dentro del vestuario. Las ofertas por jugadores claves, que antes eran considerados intransferibles, están empezando a surgir, lo cual no ha pasado desapercibido entre los futbolistas.

El lío también ha estado exacerbado por el reciente escándalo del Balón de Oro, en el que Vinicius fue eclipsado por la nominación de Rodrigo. La decisión de Florentino Pérez de no enviar representación al evento se ha sentido profundamente, creando un malestar palpable entre los jugadores que parecían ansiosos por representar al club.

En términos de rendimiento deportivo, la tensión es alta. Las lesiones han impactado en el equipo, y el departamento deportivo asegura que hay suficientes alternativas en plantilla. Sin embargo, eso no es suficiente ante la presión y las expectativas que existen. Las ofertas tentadoras de Arabia Saudita por jugadores clave, como Rüdiger y Vinicius, generan más dudas sobre el compromiso futuro de estos jugadores con el club.

La preocupación principal sigue siendo el rendimiento en la cancha. Lucas Vázquez lucha por adaptarse a una posición poco natural para él, y Militao se espera que asuma un papel defensivo crítico en momentos de necesidad. Por su parte, Tchouameni, aunque lesionado, ha sido objeto de debates sobre su rol en el equipo en comparación a Camavinga.

La incertidumbre también se extiende al ataque, donde el cambio en el rol de Bellingham ha levantado cejas. Mientras que su potencial para anotar se ha visto eclipsado por la necesidad de ajuste en la alineación, los números de Bellingham en esta temporada están muy por debajo de los que presentó la anterior, lo que ha suscitado preguntas sobre la estrategia de Ancelotti.

En resumen, el vestuario del Real Madrid vive un momento crítico con señales de crisis. La falta de resultados y la presión de las malas decisiones externas se han conjurado para crear un ambiente tenso que podría reflejarse en su desempeño en las próximas semanas. ¿Logrará Ancelotti reconducir la situación o estamos ante el inicio de un posible colapso en la Casa Blanca?