El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife ha tomado la sorprendente decisión de cerrar el famoso Rastro de los domingos, que tradicionalmente se ha celebrado en el entorno del Mercado Nuestra Señora de África. Esta medida ha sido motivada por serios problemas de seguridad en el área actual, la dificultad para llevar a cabo inspecciones adecuadas y las quejas por incumplimientos de algunos comerciantes.

Carlos Tarife, concejal de Servicios Públicos del PP, ha declarado que los informes negativos de la empresa que gestiona el mercado y de la Policía Local han dejado claro que las irregularidades existentes hacen inviable la continuación del Rastro en su ubicación actual. En un intento de resolver la situación, el Consistorio tiene planes de trasladar el mercadillo a la Avenida Marítima, en un área de estacionamiento frente al edificio de Hacienda.

La comunidad ha reaccionado con preocupación, ya que muchos dependen de este Rastro para sus ingresos semanales. Tarife ha insistido en que el objetivo es reabrir el Rastro lo antes posible, esperando que pueda reanudarse para el último domingo de noviembre o el primer domingo de diciembre, pero en la nueva ubicación. Sin embargo, este cambio también plantea nuevos retos logísticos y de planificación.

Los problemas han ido más allá de la logística, ya que los informes han señalado la ocupación de puestos sin la licencia correspondiente, así como el uso de ubicaciones no autorizadas que amenazan la seguridad tanto de comerciantes como de visitantes. Además, se han reportado que algunos vendedores han ignorado las regulaciones, incluyendo la venta de artículos falsificados, lo que ha llevado a una ola de tensión y conflictos en el lugar.

La situación se ha vuelto más crítica tras informes de vandalismo y actos de coerción entre los comerciantes, lo que intensifica la urgencia de un cambio. Las autoridades locales también han indicado que se están tomando medidas para regularizar aquellas situaciones que se estaban escapando a su control y garantizar un espacio seguro para todos.

Con este cierre, no solo se busca corregir las irregularidades, sino también proteger la integridad de los proveedores que operan dentro del Rastro. El Ayuntamiento ha dejado claro que solo aquellos que cumplan con las normativas podrán participar en el nuevo Rastro, que, a pesar de la controversia, sigue siendo uno de los eventos más esperados de la semana en la capital tinerfeña.

Los ciudadanos están a la expectativa, preguntándose cómo influirá este cambio en la dinámica del mercado y en la comunidad. ¿Logrará el Consistorio rectificar las infracciones y volver a poner en marcha este emblemático Rastro? ¡Estaremos atentos!