MADRID 15 Nov. - El presidente de la autoproclamada república de Abjasia, Aslan Bzhania, ha reafirmado su decisión de no dimitir, a pesar de las violentas protestas que estallaron en su contra debido a un controvertido acuerdo que promete fomentar las inversiones rusas en la región. Dicha república, que busca su independencia de facto con el respaldo de Rusia, enfrenta una creciente presión social.

Este viernes, Bzhania declaró: "Los acontecimientos de hoy han vuelto a poner a nuestra república ante grandes problemas. Los dirigentes de Abjasia están en sus puestos y seguirán trabajando. Les pido que no cedan a la provocación. Estoy aquí en Abjasia, y continuaremos adelante.” Estas declaraciones, captadas por la agencia Abkhazia-Inform, demuestran su intención de mantenerse en el poder a pesar de la adversidad.

En el marco del aumento de las tensiones, el presidente negó rumores infundados en redes sociales que apuntaban a su posible refugio en una base militar rusa, aseverando que permanece en su localidad natal, Tamishi. Además, destacó su gratitud hacia la parte de la población que lo apoya, así como a las Fuerzas Armadas que protegen los intereses de Abjasia. “Haremos esfuerzos para eliminar las consecuencias de estos eventos”, subrayó Bzhania.

La situación se tornó crítica cuando un grupo de manifestantes, liderados por la oposición, irrumpió en el Parlamento para evitar la ratificación de una ley que facilitaría las inversiones rusas. El conflicto dejó un saldo provisional de trece heridos, tres de ellos hospitalizados, aunque no en estado de gravedad. Las fuerzas de seguridad han tenido que intervenir, lo que ha llevado al Ministerio de Exteriores de Rusia a aconsejar a sus ciudadanos que abandonen la región ante la escalofriante escalada de violencia.

Los sucesos recientes en Abjasia no solo reflejan la inestabilidad política, sino que también ponen de relieve tensiones más profundas en la región del Cáucaso, un área marcada por conflictos y disputas por el poder e influencia. El futuro de Bzhania y de la república está en juego, y los ojos del mundo observan cómo se desarrollan estos acontecimientos.