El conflicto en Gaza ha dejado hasta ahora un saldo desgarrador: al menos 43,712 muertos desde el ataque inicial de Hamás el 7 de octubre, según el Ministerio de Sanidad de Gaza controlado por el grupo terrorista. Este número sigue creciendo a medida que continúan los bombardeos israelíes, que solo en las últimas 48 horas han causado la muerte de al menos 62 personas y han dejado a más de 147 heridos.

En un contexto de creciente tensión, el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, ha recorrido la sede de la OTAN en Bruselas para enfatizar que Israel ha cumplido con sus objetivos militares respecto a Hamás. Blinken declaró que es momento de poner fin a la guerra, pero subrayó que esta debe incluir un retorno seguro de los rehenes capturados por Hamás y un plan claro que evite futuros conflictos.

En medio de esto, la organización Hezbollah también ha incrementado su participación en el conflicto, reivindicando un ataque con drones contra una base militar en Tel Aviv, en respuesta al asesinato de su líder, Hasán Nasrala, en un bombardeo israelí a fines de septiembre. El nuevo secretario general del grupo, Naim Qasem, afirmó que aunque están abiertos a negociar un alto el fuego, también están listos para prolongar la lucha, lo que sugiere que este conflicto podría escalar aún más.

Mientras tanto, el ejército israelí no muestra signos de retirada. Un informe del diario israelí Haaretz revela la construcción de infraestructura militar y nuevas carreteras dentro de Gaza, con planes de permanecer en el territorio hasta, al menos, finales de 2025. A la par, se está llevando a cabo la destrucción sistemática de edificios en zonas estratégicas para afianzar el control sobre la región.

La crisis humanitaria en Gaza se agrava, y la presión sobre EE.UU. para que intervenga y facilite la ayuda humanitaria sigue creciendo. A pesar de la reciente presión, EE.UU. parece seguir brindando apoyo a Israel, desestimando la urgencia de la situación humanitaria.

Además, recientes informes indican que los efectos del conflicto se extienden más allá de Gaza y Israel, alcanzando a países vecinos como Líbano, donde al menos 3,287 personas han muerto debido a los bombardeos israelíes. Más de 14,200 han resultado heridas, lo que intensifica la crisis humanitaria en la región y plantea preocupaciones sobre la estabilidad a largo plazo.

Con la llegada del invierno, el sufrimiento de los rehenes es desesperante. Organizaciones de derechos humanos y la familia del rehén ruso-israelí Alexander Troufanov, quien apareció en un vídeo en condiciones alarmantes, están pidiendo su liberación inmediata, destacando que las horribles condiciones que enfrentan son cada vez más peligrosas con el clima invernal en camino.

En respuesta a la escalada de violencia, líderes internacionales continúan clamando por un alto al fuego, pero las perspectivas de paz siguen siendo inciertas, mientras el conflicto cobra más vidas a diario.