Esta mañana, el Atlético de Madrid ha dado un importante paso en la lucha contra la violencia en el fútbol al asistir a la reunión de la Comisión Antiviolencia en el Consejo Superior de Deportes. La delegación colchonera estuvo compuesta por Miguel Ángel Gil Marín, CEO del club, y Óscar Mayo, director general de operaciones, quienes participaron activamente en la discusión durante más de una hora y media.

Miguel Ángel Gil dejó claro que el compromiso del club es absoluto: no permitir que ningún aficionado violento tenga lugar en el estadio Metropolitano. Para lograr este objetivo, han solicitado la colaboración de la Policía Nacional, con la esperanza de que sus medidas disciplinarias tengan efecto sin quedar atrapadas en la burocracia, ya que las leyes de protección de datos a menudo dificultan la identificación de los infractores.

El Atlético de Madrid se motivó a solicitar esta reunión tras los recientes incidentes en el Clásico, donde se vivieron momentos de tensión, incluidos comportamientos racistas por parte del público en el estadio rival. Durante la reunión, se abordaron temas como la necesidad de medidas de control más estrictas después de las sanciones impuestas, ya que la identificación de los sancionados no siempre garantiza que no puedan reingresar al estadio con entradas generales.

La asistencia del Atlético es un gesto inusual, ya que pocos clubes de LaLiga participan de forma voluntaria en tales encuentros. Sin embargo, la entidad rojiblanca busca establecer una mayor colaboración con instituciones como el CSD, la Policía y el Ministerio del Interior para identificar y sancionar a los responsables de estos actos nocivos para el deporte.

Cabe recordar que en la anterior reunión, el club enfrentó una dura sanción tras los incidentes ocurridos en el derbi madrileño, donde varios mecheros fueron lanzados hacia el portero del equipo rival, Courtois. Esta vez, la sanción fue histórica: dos semanas de cierre del Metropolitano y una multa de 65,000 euros, la cifra más alta contemplada en estos casos.

A medida que el Atlético de Madrid continúa su lucha contra la violencia y establece una estrecha cooperación con las autoridades, todos los ojos están puestos en cómo estas medidas impactarán en la cultura futbolística de España. La afición y las instituciones esperan que, con un enfoque decidido, se logre un ambiente de total respeto y deportivismo en los estadios.