¡Cartagena Jazz Festival: Un Viaje Musical Inigualable!
2024-11-03
Autor: Carmen
El Cartagena Jazz Festival se ha convertido en un evento imperdible para los amantes del jazz y sus fusiones contemporáneas. Este año, el trompetista estadounidense Theo Croker, un innovador en la escena del jazz moderno, llevó al público a un viaje extraordinario con su estilo único, que fusiona influencias del hip-hop, electro y rhythm and blues.
Croker, que ha colaborado con grandes figuras como Dee Dee Bridgewater y Gary Bartz, se resiste a ser etiquetado estrictamente como un músico de jazz. Él argumenta que artistas como Louis Armstrong o John Coltrane tampoco se definían de esa manera, y su objetivo es liberar su música de las restricciones de los géneros tradicionales. Desde el primer acorde, la energía en el escenario se sentía, y el público no tuvo más opción que dejarse llevar por los ritmos electrizantes.
El concierto empezó con una introducción hipnótica de sonidos de aves sintéticas, seguida por un torrente de melodías en un estilo casi psicodélico. Croker, utilizando un portátil para lanzar efectos y samples, mezcló sonidos contemporáneos con la rica historia del jazz. Este enfoque provocó tensiones cautivadoras entre el público, manteniéndolos al borde de sus asientos.
Croker, al igual que los grandes de su tiempo, busca romper moldes, tal como hizo Miles Davis en su famoso álbum 'Bitches Brew'. La música de Croker resonó con esos ecos de modernismo que caracterizaron la escena musical de los años 60 y 70, combinando exploraciones sonoras con ritmos dinámicos. Su trompeta, en ocasiones suave y en otras explosiva, se entrelazaba con el piano de Idris Frederick, un virtuoso que deslumbró a todos con su habilidad técnica y creatividad.
Los ritmos pulsantes del bajista Eric Wheeler y el nuevo baterista Miguel Russell, que alternaban entre hip-hop y swing, aseguraron que la energía nunca decayese durante el set. La mayoría de las piezas fueron seleccionadas de sus álbumes recientes, como 'Blk2life: A Future Past' y 'Love Quantum', donde destacaron temas como 'Amen Waters' y 'To Be We', que exploran con inteligencia la intersección de diferentes estilos musicales.
El final de la actuación fue particularmente conmovedor, con una interpretación de 'My Funny Valentine' que evocó la memorable versión de Miles Davis. Esta pieza culminó el espectáculo de manera emotiva, recordándole al público la esencia atemporal del jazz.
Con una audaz mezcla de géneros que incluía toques de afrobeat, funk y elementos latinos, Croker demostró que el jazz no solo se nutre de su herencia, sino que también evoluciona constantemente a través de nuevas influencias. Esta audaz propuesta musical se siente como un homenaje a leyendas como Steve Coleman o Gary Bartz, al tiempo que establece un camino innovador para el futuro del jazz. El Cartagena Jazz Festival, sin duda, sigue siendo un catalizador de encuentros musicales inolvidables.