Mari Carmen Gómez Suárez, de 70 años, y José Varela Bello, también séptuagenario, son una pareja que irradia amor y complicidad. Su historia comenzó hace siete años, en un evento que parecería sacado de una novela romántica. Se conocieron en una cita a ciegas organizada por un amigo en común, en la ahora cerrada parrillada A Fronteira, en Sofía.

El 11 de mayo de 2017 se llevó a cabo esta primera reunión, en la que ambos decidieron unirse a un evento que prometía buena comida y música. Mientras Carmen llegó acompañada de amigas, Pepe, un habitual del lugar, llegó solo. "Era un jueves y nosotros los pensionistas nos lo podemos permitir", bromea Pepe.

A partir de esa primera cita, donde la celestina hizo su magia, todo empezó a fluir. No solo compartieron una conversación fascinante, sino que también se dieron cuenta de la chispa que los unía. Pepe, siempre encantador, invitó a Carmen a disfrutar de una deliciosa cena de pulpo, y desde entonces, su relación fue a todo gas: "Tardamos un mes en vivir juntos", cuentan con sonrisa cómplice.

La pandemia los encontró en plena convivencia. Decidieron retirarse a la casa de campo de Pepe, donde han creado juntos un hogar lleno de amor y complicidad. Aunque han tenido sus altibajos, como cualquier pareja, ambos coinciden en que su amor se fortalece día a día. "Hay momentos de discusión, pero también muchos de felicidad", explica Carmen.

A los 70 años, Carmen y Pepe no solo se sienten jóvenes de espíritu, sino que han decidido que cada día cuenta. "Nos gusta salir y disfrutar de la vida. La Navidad se acerca y ya tenemos planes de baile y cena en Montemaior", dice Carmen emocionada. Son aficionados a las excursiones y visitan lugares como Vigo y Ourense, sin olvidar su amor por el mar y las pulpeiras, donde disfrutan de refrescantes comidas en verano.

Pepe no solo es un amante de la vida al aire libre, sino que también se dedica al teatro, una pasión que había dejado de lado durante años. Participa en obras que representan la esencia de la vida de la tercera edad y se prepara para una gira que lo llevará a varios municipios vecinos. Carmen, por su parte, es una apasionada de los juegos de cartas. "No hay quien le gane", señala Pepe entre risas.

Su relación está llena de momentos divertidos, como compartir roles en la cocina o salir juntos a disfrutar de un café. Ellos afirman que lo que realmente los unió fue el interior, la conexión emocional. Ambos son muy tolerantes y se respetan mutuamente en sus respectivos espacios. La soledad ya no forma parte de sus vidas y están emocionados por lo que les depara el futuro juntos.

A pesar de sus pasados matrimonios y las dificultades que cada uno ha enfrentado, han encontrado la felicidad mutua. Carmen perdió a su esposo a una edad temprana y crió a sus hijos sola, mientras que Pepe trabajó incansablemente en diversos países. Hoy, ambos celebran un amor que llegó inesperadamente y que les devuelve la alegría de vivir. ¡Un amor que desafía el tiempo!