El pasado martes, la tranquila localidad de Letur, en Albacete, se sumergió en el terror cuando una repentina tormenta inundó sus calles y causó estragos monumentales. A medida que la naturaleza desataba su furia, los estudiantes del colegio Nuestra Señora de los Remedios, guiados por su profesor y director, Julián Gil, se encontraban en medio de una clase de Matemáticas. En cuestión de minutos, el arroyo cercano, que normalmente es una corriente apacible, se desbordó y se convirtió en un torrente imparable de agua. "¡Julián, el río!, ¡el río! ¡Se ha vuelto loco!", gritaban los alumnos aterrados, mientras el agua arrastraba todo a su paso por la Avenida de la Guardia Civil.

En el corazón del desastre, el barrio de las Moreras sufrió la peor parte. Las calles, que antes eran hogar, ahora eran barrancos de escombros y lodo. Mónica y Jonathan, un joven matrimonio con dos hijos, fueron reportados como desaparecidos, sumándose a la lista de cinco personas aún no localizadas. En un triste giro, se confirmó que el cuerpo de una mujer fue encontrado lejos del área afectada, lo que aumenta la angustia de los habitantes de esta pequeña comunidad.

La necesidad de rescate ha llevado a que más de 19 personas sean evacuadas de sus hogares, mientras que muchos otros, como Matías López y su esposa Josefa, ven como su negocio y sueños se hacen añicos. La pareja lleva años trabajando en su bar, que ahora está arruinado tras la incesante subida del agua. "Imagínate lo peor, y acertarás. No hace falta que vayas, no hay nada. El agua ha llegado hasta el techo", relata Matías con desconsuelo.

Las operaciones de rescate, compuestas por varios equipos del Ejército, buzos y bomberos, han estado laborando incansablemente. Sin embargo, el pronóstico es sombrío. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha alertado que las malas noticias continúan llegando y que el número de desaparecidos podría aumentar.

La comunidad se encuentra unida, enfrentando la adversidad con coraje. En el tumulto, Elena y Ainhoa, dos mujeres del pueblo, han convertido el supermercado en un punto de abastecimiento, distribuyendo alimentos y agua entre quienes lo necesitan en medio de la crisis. Pero las sombras se ciernen sobre Letur. Ainhoa, visiblemente afectada, recuerda con tristeza a Mónica, la mujer desaparecida que solía ser su compañera de trabajo. "Espero que estén bien, pero no puedo dejar de pensar en lo peor", murmura con voz temblorosa.

Mientras tanto, el director Julián Gil reflexiona sobre el día aterrador que están viviendo. Una tragedia que cambiará para siempre la historia de este pequeño pero valiente pueblo. La comunidad no solo está lidiando con la devastación material, sino también con la incertidumbre y el dolor de la pérdida. Aunque el camino hacia la recuperación será largo y difícil, la solidaridad y la esperanza aún brillan entre las sombras.