Bruselas Antes que Valencia: Críticas a la Gestión de la DANA
2024-11-10
Autor: José
Parece increíble, pero el ministerio que debería estar al frente de la gestión de la crisis en Valencia tiene una titular, Teresa Ribera, que ha estado completamente ausente desde que la DANA devastó la región. Este domingo, sin embargo, apareció en una reunión del comité de crisis organizada por Moncloa para evaluar los daños, lo que ha levantado muchas cejas. Su silencio y falta de acción son difíciles de justificar, especialmente cuando la Generalitat valenciana, liderada por el presidente Carlos Mazón, lucha por proporcionar explicaciones sobre la respuesta a esta catástrofe natural.
La situación es crítica. Los ciudadanos de Paiporta y otras áreas afectadas se sienten frustrados y abandonados, mientras las autoridades locales esperan respuestas más transparentes y efectivas sobre cómo se manejó la tragedia del martes. La llegada repentina de la DANA puso en evidencia la falta de preparación y la mala gestión del Gobierno central, que inicialmente pareció más preocupado por su impacto político que por ayudar a los afectados.
Es imperativo que Ribera, quien se encuentra en un examen crucial en Bruselas mañana para convertirse en vicepresidenta ejecutiva de Ursula von der Leyen, muestre su compromiso con los ciudadanos españoles. La presión es alta y su ausencia ha dejado claro que su prioridad parece ser su futura carrera política en lugar de atender adecuadamente la crisis actual. Mientras los Reyes de España han estado en el terreno, mostrando solidaridad y apoyo a la población afectada, la ministra ha permanecido al margen.
Sánchez, al intentar proteger la candidatura de Ribera, en realidad ha perjudicado su imagen y la de su gobierno. En lugar de fortalecer su posición, ha debilitado la percepción pública de su capacidad para gestionar crisis. La pregunta que flota en el aire es: ¿cómo podrá Ribera ser una voz eficaz en Bruselas si no ha sido capaz de enfrentar la situación en su propio país? Mientras el país clama por respuestas, la política y las aspiraciones personales no deben prevalecer sobre la urgente necesidad de gestión y apoyo a las comunidades damnificadas.