Heliospect, una innovadora startup estadounidense, está a punto de revolucionar la fecundación in vitro con un servicio que permite a padres futuros seleccionar embriones basándose en características como altura, riesgos para la salud y, lo más polémico, el coeficiente intelectual. Esta tendencia no solo plantea interrogantes sobre la ética, sino que también abre un debate sobre la posibilidad de "diseñar" a los hijos.

La tecnología genómica avanza a pasos agigantados, y gracias a ella, podríamos estar ante una era en la que elegir los embriones se realice con previa evaluación de su potencial intelectual. El proceso implica extraer el ADN de los embriones almacenados para fecundación in vitro, secuenciarlo y analizarlo con programas especializados que calculan puntuaciones poligénicas, permitiendo estimar la probabilidad de ciertos rasgos relacionados con la genética.

Según Heliospect, si de 10 embriones se elige el que es "genéticamente más inteligente", podríamos ver un aumento promedio del coeficiente intelectual de seis puntos. Sin embargo, los expertos advierten que esta cifra podría ser exagerada, ya que un estudio de 2019 calculó un incremento mucho menor, de solo 2,5 puntos.

Es importante resaltar que las puntuaciones poligénicas son probabilísticas y no garantizan resultados definitivos. Un embrión con una puntuación modesta podría convertirse en un individuo extraordinariamente inteligente debido a factores ambientales y a la aleatoriedad biológica. Además, las aplicaciones de esta evaluación presentan complicaciones logísticas significativas.

La complejidad genética de la inteligencia

En 2017, un estudio con más de 78,000 participantes identificó 336 variantes genéticas asociadas a la inteligencia, demostrando que esta calidad humana resulta de múltiples pequeños factores genéticos en vez de unos pocos genes destacados. Estos hallazgos subrayan la naturaleza poligénica de la inteligencia, así como la influencia de elementos ambientales como la educación y el contexto socioeconómico.

Por otro lado, la posibilidad de seleccionar caracteristicas de un embrión suscita dilemas éticos profundos. Los críticos advierten que esta práctica podría alimentar desigualdades sociales aún mayores, dado que solo las familias con mayores recursos económicos podrían acceder a estos avances. Esto podría crear una élite genéticamente superior, mientras que las familias menos favorecidas quedarían aún más rezagadas.

Advertencias desde la historia

La historia está llena de advertencias sobre las consecuencias de la selección genética. Experimentos previos en animales, como los intentos de crear "superpollos" con una producción de huevos optimizada, han mostrado resultados caóticos y comportamientos agresivos en las granjas. La selección de rasgos complejos en humanos podría resultar en efectos inesperados y peligrosos.

Los riesgos y la regulación

En Europa, las pruebas genéticas para detectar aneuploidías están reglamentadas de forma diversa, lo que refleja una falta de estándares coherentes en cuestiones éticas. Mientras que en algunos países, como España y Bélgica, se permite un uso más amplio, otros, como Alemania, limitan estas prácticas a implicaciones genéticas graves. En el Reino Unido, las pruebas están estrictamente controladas y se reservan para enfermedades severas.

A medida que más startups como Heliospect emerjan, la necesidad de un debate público se vuelve urgente. La fusión de genómica, inteligencia artificial y reproducción asistida no solo transformará la medicina, sino que también planteará cuestiones sobre qué significa ser humano. ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar en la búsqueda del "bebé perfecto"? ¿Es ético seguir avanzando cuando los riesgos de desigualdad y discriminación son tan evidentes?

La historia de la humanidad ha sido marcada por intentos de manipulación genética, y con la tecnología de hoy, esos riesgos son más palpables que nunca. La pregunta que queda en el aire es: ¿podemos permitirnos jugar a ser dioses sin enfrentar las consecuencias de nuestras decisiones?