La detección temprana de los síntomas del ictus es crucial para salvar vidas y evitar secuelas permanentes. En Aragón, el Código Ictus ha resaltado durante 15 años la importancia de estar alerta a los síntomas de alarma.

"Saber actuar rápidamente es esencial. Lo primero que debemos hacer es llamar al 061, ya que reducir el tiempo de respuesta puede disminuir el daño cerebral y mejorar la recuperación", enfatiza Javier Marta, director de la unidad de ictus del Hospital Miguel Servet en Zaragoza.

Los síntomas de alarma que todos deberían conocer incluyen: desviación facial, pérdida de fuerza en un brazo o una pierna, problemas de visión en uno o ambos ojos, y un dolor de cabeza extremadamente intenso. La doctora Elena Muñoz, presidenta de la Sociedad Aragonesa de Neurología, subraya la importancia de la atención rápida y eficiente en estos casos. "Un esfuerzo significativo se ha realizado en la Comunidad aragonesa para acelerar los tratamientos y mejorar la atención al ictus", asegura.

Desde la Asociación de Ictus de Aragón (Aida), explican que su lema es 'Ni un paso atrás' y cada año se enfocan en un tema relevante. Este año, han decidido concentrarse en los síntomas menos evidentes, que a menudo son ignorados, como cambios sutiles en la percepción o la cognición.

Además, es fundamental tener en cuenta que entre el 30 y el 40% de los pacientes pueden sufrir secuelas emocionales o cognitifivas tras un ictus, incluyendo problemas para hablar o tragar. "Estos problemas pueden llevar a la depresión, cambios de humor y dificultades de concentración", destacan los expertos. Se hace un llamamiento a la unión de esfuerzos para minimizar el impacto de estas lesiones cerebrales.

Entre los factores de riesgo que pueden contribuir a un ictus, independientemente del género, se encuentran la diabetes, la hipercolesterolemia, la obesidad, una dieta poco saludable, la inactividad física, el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol. Sin embargo, seguir un estilo de vida saludable y realizar chequeos regulares puede ayudar a mitigar estos riesgos y aumentar las posibilidades de una vida larga y saludable.

No bajes la guardia: ¡infórmate y actúa! Reconocer los síntomas y prevenir factores de riesgo puede marcar la diferencia y salvar vidas.