Las enfermedades cognitivas, como la demencia y el Alzheimer, están en aumento y afectan a millones de personas en todo el mundo. Estos trastornos, que pueden manifestarse a través de la pérdida de memoria y dificultades en la orientación, son más comunes a medida que envejecemos, pero también pueden verse influenciados por factores emocionales y sociales. La investigación ha mostrado que síntomas como la ansiedad y la depresión no solo desgastan nuestras neuronas, sino que también pueden ser señales de advertencia de un deterioro cognitivo inminente.

Un estudio reciente de Quirónsalud y Roche Farma ha revelado algunos de los factores que podrían indicar el inicio de enfermedades cognitivas. La apatía y la ansiedad, además de la edad y los antecedentes familiares, han sido identificados como claros predictores del deterioro cognitivo. Curiosamente, un alto nivel educativo puede ofrecer una protección adicional contra estos trastornos, lo que sugiere que las actividades cognitivas y el aprendizaje continuo son esenciales para mantener la salud mental en la vejez.

La investigación, que abarcó a más de 2.000 pacientes que buscaban ayuda por problemas cognitivos entre 2007 y 2022, utilizó modelos matemáticos para identificar los factores determinantes que pueden predisponer a un individuo a desarrollar demencia o Alzheimer. El Dr. Rafael Arroyo, líder del Departamento de Neurología de Quirónsalud, destaca que la apatía, aunque nunca antes se había considerado un síntoma crítico, ahora se entiende como un elemento clave a evaluar. Este síntoma puede aparecer de forma repentina y confundirse con cambios relacionados con la jubilación, lo que lo hace fácilmente pasable por alto.

Además, hay que prestar atención a cómo el estrés y la ansiedad que enfrentamos en nuestra vida diaria pueden afectar nuestra salud cognitiva. Marian Rojas, psiquiatra, advierte sobre el impacto del cortisol, la hormona del estrés, en nuestra salud mental y física. Cuando estamos constantemente en modo de supervivencia debido al estrés, nuestro cuerpo sufre, lo que podría traducirse en problemas cognitivos a largo plazo. Esta conexión entre el bienestar emocional y la salud cognitiva es un factor que no debemos subestimar.

Por ello, es crucial que mantengas un chequeo regular de tu salud mental y que no ignores los síntomas que pueden parecer triviales. La detección temprana es vital. Si notas cambios en tu memoria, apatía inexplicable o un aumento en la ansiedad, no dudes en buscar ayuda profesional. Tu bienestar mental puede depender de ello y la juventud de tu mente puede alargarse más de lo que piensas.