La intensa confrontación entre Irene Montero y Risto Mejide durante el programa 'Todo es mentira' el pasado 15 de enero, ha desatado una ola de críticas en los medios de comunicación. La eurodiputada acusó a Ana Rosa Quintana de tener un negocio inmobiliario y de 'legitimar a bandas de neonazis', refiriéndose a empresas dedicadas a la desokupación.

Esta situación provocó la intervención de Risto Mejide, quien advirtió a Montero que solo podía hablar de Ana Rosa si ella estaba presente. Al día siguiente, Quintana decidió contestar a las acusaciones en su programa 'TardeAR', estableciendo una conexión en directo con 'Todo es mentira'.

Ana Rosa comenzó su intervención cuestionando la obsesión de la diputada hacia ella y aclaró que no tenía intención de entrar en polémicas, pero subrayó lo repetitivo de las acusaciones. "Esta señora parece tener un odio particular hacia las empresas y los empresarios. Yo tengo una empresa, no solo turística, y estoy lanzando un nuevo proyecto de coworking", expuso Ana Rosa, defendiendo su trayectoria, que ha logrado construir a base de esfuerzo y dedicación.

"Me he ganado cada centavo, y tengo préstamos de bancos que respaldan mis negocios. ¿Pero quién se cree esta señora para hacer tales afirmaciones en un programa con tanta audiencia? No estamos jugando en igualdad de condiciones. ¿Acaso su ideal es un país sin empresarios?", cuestionó la presentadora, recordando que las críticas de Montero no eran nuevas y que han sido abordadas incluso en el Congreso, donde, argumentó, no puede defenderse directamente.

"El 80% de la riqueza de este país proviene de los empresarios, y son ellos quienes emplean al 80% de la fuerza laboral. Si a Montero le gustan más los modelos de Venezuela o Cuba, es su elección, pero yo prefiero la libertad del emprendimiento", añadió Ana Rosa.

Durante el intercambio, Quintana también comentó sobre el tema de los okupas, manifestando que es un asunto crítico en la actualidad. "Hay propietarios que están paralizados por el miedo a la ocupación, y es esencial que se abra un debate sobre esto. Conozco casos reales de personas que prefieren no alquilar porque temen perder sus propiedades debido a esta problemática. Estoy dispuesta a conversar, pero el respeto es fundamental y espero que Montero respete a los comunicadores", concluyó.

Este conflicto ha puesto de relieve la creciente tensión entre políticos y medios de comunicación, generando debates en diversas plataformas sobre la libertad de expresión y el papel de los empresarios en la economía española.