Todo cambió para Manuel a los 43 años cuando, por curiosidad, decidió tomar su presión arterial justo antes de un desayuno con un amigo. Lo que parecía un simple experimento se convirtió en una revelación aterradora: su presión era tan alta que estaba al borde de un infarto. Este momento crucial le abrió los ojos a una amenaza silenciosa que afecta a millones: la hipertensión arterial.

A pesar de haber sido un jugador de fútbol y llevar una vida equilibrada hasta los 30 años, la creciente presión laboral y una dieta cargada de excesos habían pasado factura a su salud. Manuel, quien había trabajado como director comercial en varias empresas del sector gastronómico, había descuidado su bienestar físico. Este es un caso que resuena en la vida de muchos, pues las estadísticas son alarmantes: aproximadamente 1 de cada 3 adultos en el mundo padece hipertensión, y cuatro de cada cinco no reciben el tratamiento necesario.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cifra de personas con hipertensión se duplicó entre 1990 y 2019, pasando de 650 millones a 1.300 millones. Los estilos de vida poco saludables, combinados con una falta de atención médica, son factores determinantes en esta epidemia silenciosa. Sorprendentemente, más de la mitad de quienes padecen esta condición no son conscientes de su situación.

La hipertensión es una bomba de tiempo que puede llevar a infartos, accidentes cerebrovasculares y fallo renal, y lo peor es que muchas de estas muertes son evitables. A raíz del creciente número de muertes, la OMS ha instado a la comunidad internacional a tomar medidas inmediatas. El Dr. Tom Frieden, presidente del programa Resolve to Save Lives, advierte que cada hora, más de 1.000 personas sucumben a esta enfermedad, muchas de las cuales podrían haber sobrevivido con un diagnóstico y tratamiento adecuados.

Y aquí es donde entra la importancia de la prevención. La adopción de hábitos saludables y la detección temprana pueden marcar la diferencia. A pesar de que los medicamentos para controlar la hipertensión son accesibles en muchos países desarrollados, el camino por recorrer aún es largo. La OMS ha implementado programas como HEARTS en América Latina, que ofrece acceso a medicamentos genéricos y seguimiento médico para quienes están en riesgo.

El testimonio de Manuel subraya la urgencia de una intervención adecuada. Desde que le diagnosticaron hipertensión, ha realizado cambios significativos en su vida: dejó el tabaco, redujo su consumo de sal y se comprometió a llevar un estilo de vida más saludable. Gracias a estos esfuerzos, ha logrado controlar su condición, pero muchas personas no tienen la misma suerte.

En conclusión, el impacto de la hipertensión en la salud pública global es devastador, y es fundamental actuar ahora. Si todos tomaran la iniciativa de cuidar su salud y acceder a chequeos regulares, se podrían prevenir hasta 120 millones de accidentes cerebrovasculares, 79 millones de infartos y 17 millones de casos de insuficiencia cardíaca para 2050. La clave está en la prevención y en la conciencia colectiva. ¡No seas parte de la estadística, actúa ahora y cuida tu salud!