A medida que el mundo avanza hacia un futuro incierto, la posibilidad de una nueva pandemia está cada vez más presente en la mente de los expertos. Desde el inicio de la pandemia de COVID-19, la comunidad científica ha advertido sobre el creciente riesgo de enfermedades infecciosas emergentes, impulsadas por el cambio climático y el aumento de las interacciones entre humanos y animales. En el punto de mira se encuentra Estados Unidos, un país donde la creciente mutación del virus de la gripe aviar H5N1 representa un riesgo alarmante.

Este virus, que ha demostrado ser altamente patógeno, tiene la capacidad de transmitirse entre mamíferos y ha infectado a trabajadores en granjas avícolas. Los científicos Federico García y Javier Membrillo, destacados en la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Semic), subrayan la gravedad del H5N1, que ha sido un problema de salud pública durante décadas.

Aunque en la actualidad no hay pruebas de que se haya producido una transmisión entre humanos, el riesgo permanece. La preocupación radica en la capacidad del virus para adaptarse y mutar, lo cual podría facilitar un salto a la especie humana. Ambos expertos coinciden en que la vigilancia en EE.UU. es estricta y que si surge un brote, la comunidad científica estará informada de inmediato. "Si hay un problema en EE.UU., será conocido al instante", declara Fran Franco, jefe del servicio de microbiología del hospital universitario Juan Ramón Jiménez en Huelva.

La esperanza está en que el sistema de vigilancia español, robustecido tras la pandemia de COVID-19, pueda responder adecuadamente ante un posible brote. Existe un conjunto de herramientas diagnósticas y tratamientos, como Tamiflu, que podrían ser efectivos si se aplican rápidamente. Sin embargo, para que esto ocurra, es esencial que los médicos de atención primaria reconozcan rápidamente los síntomas y actúen en consecuencia, señala Javier Membrillo.

La anticipación es clave ante la posibilidad de una nueva pandemia. Los especialistas enfatizan la necesidad de fortalecer los sistemas de vigilancia y adoptar un enfoque de “una sola salud” que contemple la conexión entre humanos, animales y medio ambiente. Federico García también destaca que España es el único país de la UE que no ha establecido oficialmente una especialidad en enfermedades infecciosas, lo cual es una anomalía considerando la complejidad de estos virus emergentes.

Para profundizar en la detección, es crucial la creación de servicios de microbiología disponibles las 24 horas, lo que permitiría una respuesta ágil a cualquier emergencia sanitaria. "La detección temprana de patógenos es vital para contener brotes y limitar la transmisión", precisa Franco.

La preocupación por el H5N1 no es solo una cuestión local; podría tener consecuencias globales. Con el aumento del tráfico internacional y la rápida movilidad de la población, cualquier brote podría propagarse como un reguero de pólvora. En este contexto, la comunidad internacional debe unirse y trabajar conjuntamente para estar preparada antes de que ocurra un desastre sanitario, porque esta vez, no podemos permitirnos quedarnos atrás. La salud pública del mundo podría estar en juego, y la próxima pandemia tal vez esté más cerca de lo que creemos.