Nueva York (CNN) – La reciente huelga de trabajadores portuarios en la costa este de EE.UU. ha captado la atención tanto de la prensa como del público. Aunque estos trabajadores parecen estar en un mundo aparte de los famosos actores y guionistas de Hollywood que pararon el año pasado, la razón detrás de sus protestas es alarmantemente similar: el temor de que la automatización les quite su empleo.

Con la creciente implementación de inteligencia artificial y tecnología avanzada en casi todas las industrias, esta lucha podría ser solo el comienzo de una batalla mucho más grande. La protesta que comenzó esta semana ha levantado más que solo carteles, ha encendido un debate sobre el futuro del trabajo en América.

Los estibadores demandan salarios más justos y han levantado pancartas con mensajes contundentes como “¡Los robots no pagan impuestos!” y “¡La automatización perjudica a las familias!”. La huelga se centra en dos puntos cruciales: el incremento de salarios y los temidos planes de automatización que amenazan con reducir la cantidad de empleo humano en los puertos.

La automatización está diseñada para maximizar la eficiencia y reducir costos, utilizando grúas y camiones autónomos que desplazaban mercancías sin necesidad de intervención humana. Sin embargo, lo que muchos no tienen en cuenta es que esta transición podría provocar una pérdida masiva de empleo, similar a lo que sucedió en otras industrias como la manufactura y la minería, donde la automatización ha llevado a la eliminación de cientos de miles de puestos de trabajo.

En 2020 y 2021, la automatización eliminó 572 puestos a tiempo completo en los puertos de Long Beach y Los Ángeles. Un informe de McKinsey subraya que, si bien la automatización puede ofrecer ciertos beneficios operativos, los puertos automatizados no siempre son más productivos que sus contrapartes tradicionales. Este es un punto de preocupación que está siendo ignorado por ejecutivos que anhelan la modernización al estilo chino o europeo.

Dennis Daggett, vicepresidente ejecutivo de la Asociación Internacional de Estibadores, expresó su frustración, alegando que "el resto del mundo nos mira con desprecio porque luchamos contra la automatización". Su posición resuena con la sensación de que la tecnología debería ser una herramienta que complementa a la mano de obra, no un reemplazo.

El pedido de los estibadores es claro: un aumento de $5 por hora durante los seis años del próximo contrato y garantías de que no habrá automatización, ni parcial ni total. Este movimiento no solo es un esfuerzo por preservar trabajos, sino también por mantener la dignidad y el sustento de miles de familias.

Sin embargo, la discusión sobre la automatización no se limita a los puertos. La inteligencia artificial está empezando a integrarse también en trabajos de oficina, generando preocupación entre empleados de diversos sectores. Una reciente encuesta mostró que más del 60% de las grandes empresas planean utilizar inteligencia artificial para reemplazar tareas que históricamente han realizado humanos.

Sameera Fazili, exsubdirectora del Consejo Económico Nacional, destacó la importancia de que los trabajadores tengan voz en cómo se integra la automatización en sus entornos laborales. La creciente preocupación ha llevado a muchos a unirse en sindicatos como una forma de negociar y proteger sus derechos. En un contexto donde los altos ejecutivos continúan recibiendo altos salarios mientras los demás enfrentan la incertidumbre, la resistencia de los trabajadores está comenzando a tomar forma en todo el país.

La pregunta ahora es: ¿Estamos preparándonos para una lucha más amplia en múltiples frentes laborales? Esta huelga en los puertos podría ser solo la punta del iceberg en una batalla que se intensificará en los próximos años, mientras más trabajadores se unan para defender su futuro contra un mundo cada vez más automatizado.