La calma previa a la tormenta

En las últimas semanas, el mercado petrolero se había encontrado en una extraña calma. A pesar del impacto devastador de la invasión rusa a Ucrania, la demanda mostraba señales de debilidad. Sin embargo, todo cambió el martes con el ataque de Irán a Israel, un movimiento inquietante que ha hecho saltar los precios del petróleo y generado un ambiente de incertidumbre.

Fatih Birol, director general de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), no se muerde la lengua al afirmar que “la situación del mercado petrolero es arriesgada, y puede serlo aún más".

Amenazas a corto plazo

Birol señala dos amenazas principales a corto plazo. La primera es la posibilidad de que la guerra escale e involucre a otros grandes productores en el crucial Oriente Medio. “Es una gran incógnita que, desgraciadamente, no podemos prever”, comparte en una conversación telefónica.

En esta región, cinco de los diez principales productores de crudo del mundo, incluyendo a Arabia Saudí, Irak e Irán, tienen el potencial de alterar drásticamente el panorama energético global.

El transporte de petróleo en peligro

La segunda amenaza está relacionada con el transporte de petróleo. “Un conflicto podría afectar a un estrecho por donde transita una cantidad significativa de crudo”, advierte Birol, refiriéndose al estratégico Estrecho de Ormuz, que es esencial para el comercio mundial de petróleo.

Este estrecho, bajo el control de Irán, transporta aproximadamente un quinto del petróleo mundial. Si Irán decidiera cerrar este paso, las repercusiones serían catastróficas para los precios del petróleo, que podrían dispararse de manera alarmante.

Reacción del mercado

En menos de una semana, el precio del barril de Brent ha pasado de 70 a cerca de 80 dólares, un aumento significativo, pero aún inferior al choque de precios que ocurrió durante la invasión de Rusia en Ucrania.

Birol observa que, a pesar de esta subida, “la demanda global sigue siendo bastante débil”, lo que limita la posibilidad de un aumento mayor en el corto plazo.

En 2024, se espera que el crecimiento en el consumo de petróleo sea de apenas un millón de barriles diarios, presionado por la desaceleración económica en Europa y China, junto con la creciente electrificación del transporte.

Esperanzas en la producción de petróleo

Sin embargo, hay un rayo de esperanza. La producción de petróleo en Estados Unidos, Canadá, Brasil y Guyana está en aumento. Esta nueva producción podría ser suficiente para cubrir cualquier incremento en la demanda, lo que contribuiría a estabilizar el mercado.

Además, se estima que hay una capacidad ociosa de aproximadamente cinco millones de barriles diarios entre los miembros de la OPEP, especialmente en Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, lo que actuaría como un colchón para mitigar las interrupciones.

Conclusión

La situación es compleja y sigue evolucionando. La comunidad internacional y los mercados deben prestar atención a los acontecimientos en el Oriente Medio, ya que las tensiones actuales podrían tener un impacto profundo en la economía global y en la vida cotidiana de las personas.

¿Estamos preparados para lo que podría venir? La pregunta ahora es: ¿Qué sucederá si la crisis se intensifica?