El 20 de septiembre de 2024, Israel ha realizado un ataque aéreo sin precedentes en el sur de Líbano, apuntando a más de 100 lanzacohetes de Hezbolá y varios sitios que considera terroristas, incluyendo depósitos de armas. Este operativo fue catalogado como uno de los más intensos hasta ahora en el contexto del creciente conflicto en la región.

Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) afirmaron que los lanzacohetes estaban listos para ser disparados hacia su territorio. Sin embargo, todavía no han confirmado si los ataques resultaron en víctimas.

Fuentes locales informan que al menos se registraron 52 bombardeos aéreos en la noche del jueves. En respuesta, Hezbolá lanzó ataques sobre instalaciones militares dentro de Israel, intensificando así el enfrentamiento.

Hassan Nasrallah, el líder de Hezbolá, emitió fuertes declaraciones, asegurando que las explosiones mortales de semanas anteriores traspasaron "todas las líneas rojas" y acusó a Israel de una clara declaración de guerra. Este intercambio de agresiones ha dejado una estela de muerte y desplazamiento en la región.

En un giro dramático, las FDI instaron a los residentes del norte de Israel a permanecer en estado de alerta, sugiriendo que eviten reuniones masivas y se resguarden en refugios, mientras los combates transfronterizos se intensifican. Recientemente, dos soldados israelíes perdieron la vida y un tercer soldado resultó gravemente herido tras el lanzamiento de misiles antitanque desde el sur de Líbano.

Desde que comenzaron estos enfrentamientos, luego del ataque por parte de Hamás desde Gaza el 7 de octubre de 2023, más de 37 personas han muerto y más de 3.000 han resultado heridas, lo que ha incrementado las tensiones entre ambos lugares.

Nasrallah condenó las acciones de Israel, describiéndolas como una "masacre" y un "crimen de guerra". Mientras las fuerzas israelíes bombardeaban diversas localidades, la población civil de Beirut se sintió profundamente asustada y afectada. Nasrallah, aunque admitió que el ataque fue masivo, resaltó que la capacidad de Hezbolá para comunicarse y organizarse seguía en pie.

El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, afirmó que el país estaba en la "nueva fase de la guerra", enfocando los esfuerzos sobre el norte y la frontera con Líbano, mientras que el secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, pidió a ambas partes reducir la tensión y buscar un alto el fuego en Gaza.

Finalmente, la situación se complica, y las perspectivas son inciertas. Con la presión internacional aumentando para lograr un alto el fuego, los cálculos entre Hezbolá e Israel continúan jugando un papel crucial en esta crisis en el Medio Oriente. ¿Podrán las negociaciones detener la escalada antes de que sea demasiado tarde?