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Alemania se enfrenta a un colapso político tras el fracaso de su "transición energética"

2024-11-14

Autor: María

Alemania se prepara para unas elecciones generales anticipadas el 23 de febrero, sumergiéndose en un profundo desorden político que ha puesto en jaque su reputación de estabilidad y crecimiento. Este cambio dramático ha sido llevado a cabo en un contexto de cifras económicas desalentadoras, reflejando el frenazo de lo que alguna vez fue la locomotora industrial de Europa.

En una reciente entrevista, Rainer Zitelmann, empresario y autor prolífico, analiza las raíces de esta crisis política.

Las tensiones dentro del gobierno se tornaron evidentes cuando el canciller Olaf Scholz despidió a su Ministro de Finanzas, el liberal-demócrata Christian Lindner. Este acto, acompañado de un discurso contundente y agresivo, marca un giro notable para un político tradicionalmente calmado. La ira de Scholz proviene de la creencia de que su carrera política está en un callejón sin salida.

Lacoalición entre el SPD, los Verdes y el FDP nunca logró proporcionar la estabilidad que prometía. Las discrepancias ideológicas son profundas: los Verdes abogan por una economía planificada que se asemeja al socialismo bajo la bandera de la sostenibilidad, mientras que el SPD propugna medidas de estímulo financiero que a menudo se sustentan en un aumento de la deuda pública. Por otro lado, el FDP se aferra a principios de economía de mercado, lo que ha generado constantes conflictos y tensiones internas.

Muchos expertos se preguntan si Alemania corre el riesgo de convertirse nuevamente en el "enfermo de Europa", apodo que se le aplicó a principios del siglo XXI. Sin embargo, Zitelmann sugiere que los problemas actuales no son solo herencia de la actual administración, sino que se gestaron bajo el gobierno de Angela Merkel. La eliminación de la energía nuclear, una política migratoria deficiente y unas infraestructuras en deterioro son solo algunas de las herencias pesadas que el nuevo gobierno debe afrontar.

¿Y qué soluciones han presentado Scholz y su Ministro de Economía, Robert Habeck? En lugar de adoptar un nuevo enfoque, han continuado y, a veces, intensificado las políticas heredadas, convirtiéndose en herederos de una estrategia que ha sido descrita como una de las más desacertadas en la historia reciente, según varios analistas, incluido el Wall Street Journal.

El FDP, al permanecer en la coalición, ha hecho una apuesta arriesgada. Al no desafiar abiertamente decisiones controvertidas como la Ley de Calefacción del Ministro Habeck, han perdido la confianza de una gran parte de su base electoral. Se estima que han perdido la confianza de dos tercios de sus votantes.

A pesar de los problemas evidentes, muchos se preguntan si el regreso de una administración conservadora podría ser la solución. Sin embargo, algunos analistas, incluidos los políticos de la CDU, aún no parecen dispuestos a ofrecer una crítica profunda a la Era Merkel, y su reciente colaboración con la socialista Sahra Wagenknecht ha suscitado más dudas sobre su compromiso con la estabilidad política.

La creciente popularidad de Alternativa por Alemania (AfD) también es un fenómeno que no se puede ignorar. Al descuidar temas como la migración y adoptar políticas consideradas demasiado políticamente correctas, muchas personas han encontrado en el AfD una voz de oposición. Sin embargo, su ideología también ha sido objeto de críticas por posturas extremas que podrían poner en riesgo la estabilidad del país.

En cuanto a Los Verdes, su imagen ha quedado severamente dañada. Muchos los ven como ecologistas arrogantes que no están a la altura de las circunstancias, lo que ha llevado a una erosión de su apoyo en las urnas, aunque todavía cuentan con un núcleo fiel de votantes.

Las próximas elecciones podrían suponer un cambio significativo, pero con el CDU ocupando una posición cautelosa y el 30% de la intención de voto, las opciones de formación de gobierno parecen estar limitadas a alianzas difíciles con otros partidos, como Los Verdes o el SPD.

Para abordar la crisis actual y generar un cambio real, Alemania necesitaría un liderazgo valiente y comprometido con la innovación y el progreso sostenido. ¿Logrará el país recuperar su antigua gloria, o está destinado a luchar en un laberinto político sin salida? La pregunta queda abierta antes de las cruciales elecciones de febrero.