Madrid - ¡El verano que todos esperaban se ha convertido en una pesadilla! España, donde el turismo representa más del 12% de su PIB, ha vivido una temporada veraniega atípica que deja un sabor amargo.

A pesar de la avalancha de turistas en algunas zonas, el gasto ha caído estrepitosamente, preocupando a comerciantes y hosteleros. En Baleares, Pepe Tirado, presidente de la Asociación de Comerciantes y Servicios Turísticos de Mallorca, lo expresa de forma contundente: "Tenemos turistas diésel, que caminan mucho pero gastan poco!".

La situación es alarmante: el consumo ha disminuido significativamente en comparación con años anteriores, lo que ha dejado a restaurantes, bares y tiendas con resultados muy por debajo de lo esperado. Este fenómeno no es aislado; Tomeu Mas, gerente de la Federación Empresarial de Restauración de Mallorca, asegura que la mala racha comenzó en mayo, destacando factores como el clima inestable, el incremento de turistas de corta estancia y los altos precios en los hoteles, que han frenado el gasto.

Andalucía, por su parte, tampoco ha escapa a esta tendencia preocupante. Rafael Barba, secretario general de la Federación Andaluza de Hoteles y Alojamientos Turísticos, informa que el consumo ha decrecido entre un 6% y un 10% durante junio y julio. ¡Una cifra que despierta las alarmas en el sector!

Sin embargo, no todo son malas noticias, algunas comunidades como Cataluña han experimentado un aumento del gasto cercano al 2%, Madrid un 8% y Canarias un 2.8%. Estas regiones demuestran que su modelo turístico sigue siendo atractivo y rentable.

¿El desafío para Baleares y Andalucía? Convertir el récord de llegadas en un auténtico motor económico. Es vital fidelizar a los visitantes y reactivar el consumo, para que el turismo no sea solo una estadística, sino un verdadero motor de crecimiento en España.