El Real Madrid, un coloso del fútbol que había permanecido invicto durante diez meses, ahora se enfrenta a una crisis de identidad. Desde el inicio de esta nueva temporada, el equipo ha mostrado preocupantes síntomas de debilidad, dejando mucho que desear en el juego y desmoronándose con facilidad en momentos clave. Los altos mandos del club están inquietos, clamando por una mejora. Tras un considerable esfuerzo en la plantilla, los resultados han estado muy por debajo de las expectativas, lo que ha encendido las alarmas en el club, especialmente en lo que concierne a la figura de Carlo Ancelotti.

Algunos en la directiva ven a Ancelotti no como el único, sino sí como el principal responsable de esta situación. A pesar de contar con un vestuario lleno de estrellas, la falta de un estilo de juego definido y atractivo ha llevado a que el potencial de jugadores como Mbappé, Vinicius y Bellingham no se esté aprovechando al máximo. En definitiva, los aficionados esperaban ver un fútbol más atractivo y efectivo en este punto de la temporada, pero lo que se ha visto es más de lo mismo: un equipo que navega sin rumbo claro.

Con tres empates y una derrota en el bagaje de doce partidos, el Madrid ha dejado escapar seis puntos en LaLiga y ha visto cortada su formidable racha en la Champions tras una sorpresiva derrota ante el Lille. Más que el resultado, el problema se encuentra en el rendimiento: la ineficacia en el juego ha sido alarmante, ante una derrota que era casi previsible dada la falta de confianza en las últimas semanas. Ancelotti aún no ha logrado encontrar el antídoto ante esta situación, donde pocos jugadores han destacado en forma.

Reconociendo su parte de culpa, Ancelotti no se esconde. Ha admitido sus errores y enfatizado la necesidad de mejorar: "No es suficiente hablarlo para arreglarlo, porque sería mucho más sencillo. Hay muchas cosas que mejorar. El equipo estaba mejorando y esta es una vuelta atrás", expresó tras el encuentro. La búsqueda de un sistema efectivo ha llevado al técnico italiano a emplear cuatro centrocampistas, un cambio que los aficionados habían pedido, pero que no ha generado el impacto deseado. Las iluminaciones vistas en los partidos contra el Espanyol y Alavés se apagaron abruptamente en los recientes encuentros en el Metropolitano y contra el Lille.

Un rasgo preocupante es el bajo rendimiento en las primeras partes de los partidos. Solo en dos ocasiones ha logrado el equipo marcar antes del descanso, lo que evidencia dificultades para arrancar. Aunque suelen resolver en el segundo tiempo, esto les ha llevado a jugar muchas veces al límite.

A pesar de la situación difícil, la plantilla sigue respaldando a Ancelotti. Con un título de Champions ganado hace solo unos meses, los jugadores confían en poder revertir esta crisis. Sin embargo, los espacios para excusas se van agotando, y desde las altas esferas de Valdebebas exigen una respuesta contundente y rápida. Si Ancelotti no logra entregar resultados en las próximas jornadas, su futuro en el club podría estar en juego. ¡Los aficionados están en alerta máxima!