(CNN Español) — La vida de Adriano Leite Ribeiro, conocido en el mundo del fútbol simplemente como Adriano, es un relato conmovedor que podría escribir un libro. Desde sus humildes comienzos en la favela de Vila Cruzeiro en Brasil hasta alcanzar la cima del fútbol mundial, su trayectoria es tanto un triunfo como una tragedia. Hoy, a sus 42 años, Adriano se define a sí mismo como "el desperdicio más grande del fútbol" en una emotiva carta dirigida a su comunidad, donde reconoce el poder de la aceptación y el respeto que ha encontrado en su hogar.

En su carta, publicada en The Players’ Tribune, el exfutbolista relata su experiencia al llegar al gigante italiano Inter de Milán. A los 19 años, Adriano dejó su país natal con grandes sueños, pero a menudo se sintió fuera de lugar. "Aquí soy respetado, este es mi lugar", escribe, rescatando sus lazos con su comunidad y sus raíces.

Adriano tuvo un paso impresionante por el Inter, donde anotó 74 goles en 177 partidos y logró numerosos títulos, incluyendo cuatro ligas italianas. No obstante, su camino se oscureció en los últimos años con problemas emocionales, ya que enfrentó una profunda depresión en un ambiente que le resultaba hostil. La UEFA destacó que Adriano estuvo "deprimido por temas extradeportivos", lo que marcó un contraste con la alegría de sus raíces brasileñas.

El calor humano de Brasil le resultaba inalcanzable en Italia, y al recordar una Navidad solitaria en su apartamento de Milán, confiesa: "Todo esto combinado con la nostalgia y me sentía como basura". Esta melancolía le llevó aBuscar consuelo en Vila Cruzeiro, donde la festividad y la cercanía de la comunidad lo aguardan.

Adriano afirma que su deseo de regresar a su favela no fue por problemas de abuso de sustancias o excesos. “Fue por la libertad. Porque quería paz. Quería volver a ser humano”, afirma, reflexionando sobre las elecciones de vida que lo llevaron a dejar las luces brillantes del fútbol europeo y regresar a su hogar.

Vila Cruzeiro también se destaca por ser un lugar complicado y peligroso. Adriano recuerda con dolor un momento trágico de su infancia, cuando su padre recibió un disparo en una fiesta. Sin embargo, a través de este dolor, también aprendió la importancia de la familia y la comunidad, cruciales en su camino hacia el éxito.

“Aprendí lo que es una comunidad”, escribe, homenajeando el apoyo que recibió de su madre y vecinos cuando su padre ya no podía trabajar. A pesar de sus problemas, Adriano continúa bebiendo socialmente, pero asegura que ha estado lejos de las drogas y las fiestas nocturnas, pues su verdadero placer radica en estar con sus amigos en su barrio.

“El deseo de escapar del dolor de la fama me llevó a este lugar. Mucha gente no entendía por qué abandoné la gloria. Aquí soy verdaderamente respetado”, concluye en su emotiva carta, reafirmando su amor por Vila Cruzeiro, que pese a no ser “el mejor lugar del mundo”, es, sin duda, su hogar.