Un ejército de científicos se moviliza para salvar el Mediterráneo, el epicentro de la crisis climática
2024-11-11
Autor: Emilia
Los efectos devastadores de la crisis climática son palpables en las costas mediterráneas. Esta semana, se reveló que el nivel del mar Mediterráneo está subiendo tres veces más rápido de lo estimado, lo que, de continuar así, podría poner en grave peligro las actividades humanas y las infraestructuras hacia finales de siglo. Greenpeace advierte que se prevé que la temperatura media aumente entre +1,8 °C y +3,5 °C para el año 2100. Los efectos del calor en el agua ya son evidentes: especies típicas de mares tropicales están migrando hacia nuestras aguas, y fenómenos atmosféricos extremos, como la devastadora DANA experimentada el 29 de octubre, son cada vez más frecuentes y perjudiciales.
Sin embargo, la crisis climática no solo afecta al mar. El crecimiento demográfico y patrones insostenibles de producción y consumo han llevado a una degradación generalizada en el Mediterráneo, como se menciona en el Informe de 2020 sobre el estado del medio ambiente y desarrollo en la región (SoED 2020). Este informe revela que para 2040 se espera que la temperatura del aire aumente más de 2,2 °C, superando el límite global de 1,5 °C.
Además, se prevé que para 2080 habrá un 30% menos de precipitaciones en primavera y verano, al tiempo que se intensificarán los eventos de fuertes lluvias fuera de temporada entre un 10 y un 20%. El calentamiento en esta región es un 20% más intenso que en el resto del mundo, resultado en más olas de calor, erosión costera, incendios devastadores y una invasión de especies no nativas que amenazan la biodiversidad autóctona. Todo esto repercute negativamente en la calidad de la agricultura y la pesca, disminuyendo su producción.
238 Proyectos Internacionales
En medio de este sombrío panorama, surge la necesidad urgente de invertir en mejorar la productividad, eficiencia y sostenibilidad de los sistemas agrícolas. Un ejército de científicos está trabajando activamente en esta dirección dentro del programa PRIMA (Partnership for Research and Innovation in the Mediterranean Area), que reúne a 20 países ribereños del Mediterráneo en una colaboración enfocada en la investigación e innovación.
La misión de PRIMA es mejorar el acceso al agua, fomentar la agricultura sostenible y aumentar la producción de alimentos en una región gravemente afectada por el cambio climático. Con un presupuesto de 700 millones de euros, se han financiado hasta la fecha 238 proyectos internacionales que han generado impactos positivos en el desarrollo socioeconómico, la igualdad de género y la implementación de acciones transversales en la región. Esta colaboración está preparando las bases para enfrentar los retos futuros del cambio climático con una comunidad científica unida.
El director del programa, Octivi Quintana, resalta que la ciencia debe guiar las acciones a tomar para mitigar y adaptarnos a la crisis climática. "Los problemas que enfrentamos en el Mediterráneo son comunes entre los diferentes países, y ningún estado podrá resolverlos por sí solo. Es crucial que estemos listos para actuar juntos", afirma.
Las Tres Áreas Principales de PRIMA
Actualmente, la región Euro-Mediterránea enfrenta un estrés hídrico extremo, lo que lleva a PRIMA a abogar por una gestión eficiente y sostenible del agua disponible, además de promover la innovación en el sector agroalimentario. Hoy en día, más de 180 millones de personas sufren escasez de agua, especialmente en el sur y el este de la cuenca mediterránea, donde la disponibilidad se sitúa por debajo de los 1.000 metros cúbicos per cápita al año.
PRIMA considera fundamental mejorar la comprensión de los procesos que afectan el ciclo del agua y proponer soluciones técnicas y de gobernanza para afrontar la escasez, así como explorar recursos hídricos no convencionales y mejorar la gestión de aguas residuales.
Además, el uso de prácticas agrícolas y ganaderas insostenibles ha contribuido a una drástica reducción de la biodiversidad en la región. Los pequeños y medianos productores, que constituyen la mayoría en el Mediterráneo, son los más vulnerables a los efectos del cambio climático. Por lo tanto, es vital que la agricultura mediterránea se enfoque en la producción de bienes con alto valor agregado y en prolongar la vida útil de estos productos. Esto no solo responde a necesidades sociales acuciantes, sino que también busca proteger los recursos naturales y adaptarse a los cambios climáticos cada vez más extremos.
Un proyecto destacado es SUPROMED, coordinado por Afonso Domínguez Padilla de la Universidad de Castilla-La Mancha, el cual fue reconocido con el WEFE Nexus Award por sus importantes contribuciones en sostenibilidad y eficiencia en los agroecosistemas mediterráneos.
Por último, las cadenas de valor agroalimentarias en el Mediterráneo enfrentan desafíos significativos debido a infraestructuras inadecuadas y falta de estándares en calidad y trazabilidad. Esta situación, sumada a la irregularidad en la oferta y bajos niveles de innovación, impide a las empresas satisfacer las crecientes demandas de los consumidores, haciendo que los productos locales sean poco competitivos frente a los importados. PRIMA se propone fomentar la elaboración sostenible de alimentos y promover una dieta mediterránea saludable, lo que podría generar nuevas oportunidades comerciales y mejorar la competitividad de la producción local.