El champán, famoso por ser el símbolo por excelencia de celebraciones y lujo, ha conquistado paladares en todo el mundo gracias a su método de producción único y su sabor inconfundible. Sin embargo, hay un error común que muchas personas cometen al disfrutar de esta exquisitez, lo que les impide disfrutarlo al máximo.

De acuerdo con Richard Hemming, jefe de vinos en 67 Pall Mall Singapore, un prestigioso club de vinos y restaurante, el error está en la elección de la copa. Aunque generalmente se apuesta por las copas tipo flauta, Hemming advierte que estas son "terribles para apreciar el vino". Su diseño alargado y estrecho no solo es incómodo al beber, sino que también puede sofocar los aromas finos y el sabor característico del champán. “Te ves obligado a inclinarte demasiado hacia atrás”, añade.

A manera de recomendación, el experto sugiere optarle a copas de vino estándar. Estas copas, con una base más ancha, permiten que los aromas del champán se liberen adecuadamente, manteniendo su efervescencia y garantizando que la bebida se "exprese claramente". Este pequeño cambio puede transformar una simple degustación en una experiencia sublime.

Además, Hemming enfatiza la importancia de la calidad del cristal de la copa. Un cristal de buena calidad no solo mejora la estética, sino que también influye en la percepción de los aromas, sabores y burbujas del champán, optimizando así la experiencia sensorial.

¿Sabías que el champán solo puede llevar ese nombre si proviene de la región de Champagne, en Francia? Esta área, situada a unos 150 km al noreste de París, cuenta con un clima frío y suelos calcáreos perfectos para cultivar las uvas específicas que dan vida a esta bebida excepcional. Durante los siglos XVIII y XIX, el champán se consolidó como la bebida preferida de la realeza y la aristocracia europea, reforzando su estatus como símbolo de celebración y opulencia.

Así que la próxima vez que levantes una copa de champán, asegúrate de usar la copa adecuada y disfruta de cada burbuja. ¡No cometas el error que arruina tantos brindis!