La mañana del pasado viernes 27 de septiembre fue testigo de una inusual y preocupante situación en la Corte Suprema de Chile. El máximo tribunal del país emitió un aviso de última hora informando que la Cuarta Sala no podría sesionar debido a la falta de jueces. En un comunicado firmado por el prosecretario Marcelo Döering, se indicó que "la Cuarta Sala de la Corte Suprema no funcionará" ese día.

Este tribunal suele estar compuesto por un equipo de jueces que incluye a las ministras Andrea Muñoz y María Soledad Melo, el fiscal (s) Jorge Sáez, y los abogados integrantes Leonor Etcheberry y Raúl Fuentes. Sin embargo, el ministro Mauricio Silva, de la Primera Sala, cayó enfermo, lo que provocó que se realizaran enroques entre los jueces. Finalmente, la ministra Melo tuvo que ocupar su lugar en la Primera Sala, dejando a la Cuarta Sala sin quórum necesario, que exige al menos tres ministros titulares para poder operar.

No es la primera vez que la Cuarta Sala enfrenta dificultades para sesionar en este año. Antes de la suspensión de la ministra de la Tercera Sala, Ángela Vivanco, el tribunal ya había experimentado momentos en los que no lograron cumplir con el quórum. En una ocasión, la ministra Muñoz tuvo que presidir la Segunda Sala en un caso relevante que debatía competencias entre causas civiles y militares. Otro día, la ministra Gloria Ana Chevesich también tuvo que asistir a la Primera Sala, lo que dejó nuevamente a la Cuarta Sala sin la cantidad mínima de jueces.

Este problema de falta de ministros se produce en un contexto alarmante para la administración de justicia en el país. La Corte Suprema se encuentra presionada por la necesidad de avanzar en los nombramientos de nuevos magistrados, sobre todo porque actualmente hay cuatro vacantes disponibles tras la jubilación de ex integrantes del tribunal, entre ellos, Haroldo Brito y Guillermo Silva.

La situación ha llevado a la Corte Suprema a recurrir a abogados integrantes y magistrados suplentes provenientes de cortes de apelaciones de Santiago y otras regiones del país, en un esfuerzo por mantener la continuidad en el servicio de justicia. Esta crisis de escasez de jueces no solo genera preocupación entre los altos magistrados, sino que también afecta a los ciudadanos que dependen de la justicia para la resolución de sus casos.

La inacción en el nombramiento de nuevos ministros podría tener repercusiones graves en la percepción de efectividad y confianza en el sistema judicial chileno. La presión está aumentando para que se resuelva esta situación y se asegure un funcionamiento adecuado de la Corte Suprema en el futuro. ¿Qué medidas tomará el gobierno para remediar esta crisis? La respuesta es urgentemente necesaria.