
Recibiendo su Propia Medicina: El Caso George Harris
2025-03-07
Autor: Isidora
Los ‘bullies’ nunca esperan ser ‘bullied’. Se sienten en el poder para agredir y molestar a otros, pero nunca contemplan la posibilidad de que ellos sean los que sufran humillaciones. Esta dinámica angustiante tiene consecuencias devastadoras, sobre todo ahora que las redes sociales han amplificado el ‘bullying’, permitiendo que la agresión persista las 24 horas del día.
El ‘bullying’ puede manifestarse en diversos ámbitos, desde el colegio hasta el deporte, e incluso bajo el disfraz del ‘humor’. Es importante destacar que el auténtico humor no debe basarse en la burla; hacer reír a costa de otros es una forma cruel de entretenimiento. Aquellos que se ríen de estas bromas también tienen problemas emocionales que deben considerar.
Recientemente, el cómico George Harris ha recibido abrumadora solidaridad de personas a quienes respeto. Comentarios como “Eres grande” y “Representas bien a Venezuela” flotan en el aire, pero yo no puedo compartir esa perspectiva. Para mí, Harris no es ni grande ni un caballero. Su actuación en Viña del Mar debería haberlo preparado para el hecho de que el público local puede ser implacable, a menudo llamándolo ‘el monstruo’. A pesar de saberse en medio de un ambiente hostil, su reacción hacia las críticas fue desafortunadamente explosiva, haciéndolo parecer más víctima que cómico.
Lo que muchos no entienden es que el ‘bullying’ que sufrió Harris no fue un hecho aislado; ha sucedido a muchos artistas, incluidos chilenos, a lo largo de los años en este festival que a menudo pone a prueba la resiliencia de los artistas. Sin embargo, lo impactante es que Harris ha sido un crítico de otros, incluso realizando comentarios despectivos hacia personas con autismo en el pasado. Este doble rasero resulta irónico, y quizás su respuesta airada debe servirle de lección.
Esta experiencia debería abrirle los ojos sobre el dolor del ‘bullying’. En lugar de responder con insultos, sería más constructivo que Harris reflexione sobre su estilo de humor y se esfuerce por hacer reír de una forma que no dependa de las vulnerabilidades humanas. Nunca es demasiado tarde para aprender a ser empático y consciente de los efectos de nuestras palabras en los demás. Quienes están en el ojo público tienen la responsabilidad de ser ejemplos positivos, no perpetuar el ciclo de la burla.