
¿Expulsas gases constantemente? Descubre si es normal y cuándo deberías preocuparte
2025-03-08
Autor: Benjamín
A lo largo de nuestras vidas, todos enfrentamos la presencia de gases en nuestro sistema digestivo. Pero, ¿en qué momento deberíamos alarmarnos? Los gases o flatulencias son una parte natural de la digestión; sin embargo, es frecuente cuestionarnos si lo que experimentamos es normal o si deberían preocuparnos.
La nutricionista Sara Abu Sabbah comenta que la expulsión de gases es un proceso natural que ocurre principalmente por dos motivos. Primero, la ingesta de aire al comer, hablar o respirar genera una acumulación que debe ser expulsada, ya sea por eructos o, en la mayoría de los casos, a través del recto. En segundo lugar, la digestión de ciertos alimentos en el intestino grueso produce gases debido a la fermentación de componentes no digeridos.
Varios estudios sugieren que la expulsión de gases es completamente normal entre 10 y 20 veces al día. Este rango es considerado parte de una digestión saludable. Sin embargo, hay señales que podrían indicar que algo no está bien.
Una alerta importante es cuando el olor de los gases es extremadamente fuerte o desagradable; esto podría indicar un desequilibrio en la flora intestinal. Por ejemplo, un olor fétido puede sugerir la presencia de trastornos como el síndrome de intestino irritable. Además, personas con intolerancias alimentarias, como la lactosa, pueden experimentar gases intensificados debido a la fermentación de alimentos no digeridos correctamente.
Algunos indicadores adicionales que indican que la presencia de gases no es normal incluyen:
1. Sustitución de la expulsión de gases que excede las 20 veces al día.
2. Hinchazón dolorosa y molesta.
3. Un olor extremadamente fétido, que puede ser respuesta a alimentos específicos o un problema más serio en el sistema digestivo.
Si te identificas con estas situaciones, es recomendable consultar a un gastroenterólogo para evaluar tu salud.
Los componentes de nuestros alimentos influyen notablemente en la cantidad de gases producidos. Aunque ciertos alimentos pueden ser más propensos a fermentar, esto no siempre significa que te estén haciendo daño. El impacto de la producción de gases está más relacionado con cómo tu sistema digestivo procesa esos componentes que con el alimento en sí.
Además, diversos hábitos diarios pueden incrementar la acumulación de gases. Por ejemplo, tragar aire al comer es una de las principales causas de su acumulación. Masticar chicle, usar sorbetes y comer rápidamente también aumentan la ingesta de aire y favorecen la generación de gases.
La solución podría estar en cambiar nuestros hábitos alimenticios. Comer despacio y de manera consciente; cortar los alimentos con el cubierto, llevarlos a la boca sin aspirar aire, y masticar con la boca cerrada ayuda a minimizar la ingesta de aire, mejorando así la digestión y reduciendo la posibilidad de generar gases.
Así que, la próxima vez que te enfrentes a gases, evalúa tus hábitos y observa tu dieta. ¡Podrías encontrar la clave para mejorar tu bienestar digestivo!