
¿Por qué discuten las parejas españolas? Un análisis sobre el amor y la convivencia
2025-09-03
Autor: Camila
Septiembre se ha convertido en el mes de los divorcios, y no es coincidencia. Las vacaciones de verano, en lugar de unir a las parejas, suelen poner a prueba incluso las relaciones más sólidas. La convivencia intensiva resalta tensiones que las rutinas diarias tienden a ocultar. Así, después de un verano lleno de discusiones, la vuelta a la normalidad trae consigo decisiones irrevocables: un 55% de las separaciones ocurre entre julio y septiembre, siendo este último mes el más crítico para las demandas de divorcio, según un estudio del Observatorio Demográfico CEU.
Con o sin divorcio, la realidad es que muchas parejas en España discuten con frecuencia. Más de un tercio lo hace al menos una vez a la semana, como revela una encuesta de Bodas.net. Curiosamente, aquellas parejas que logran gestionar sus conflictos de forma saludable suelen mantener un vínculo más fuerte y auténtico. A menudo, se piensa que no discutir es sinónimo de armonía, pero la verdad radica en que es una señal de que una de las partes podría estar aplastando sus emociones, lo que puede llevar a explosiones inesperadas.
Los conflictos son inevitables
Los conflictos son parte de la convivencia. La vida en pareja implica compartir diferencias de personalidad, valores y rutinas. No discutir nunca puede indicar que uno de los dos ha renunciado a sus necesidades, creando un ambiente de tensión latente. La falta de diálogo saludable puede llevar a resentimientos que amenazan con la estabilidad de la relación.
Por lo tanto, no se trata de evitar las discusiones, sino de aprender a manejarlas adecuadamente. Una pareja que debate con respeto regularmente puede ser más sana que aquella que guarda silencio y estalla una vez al mes. La reconciliación y el aprendizaje tras cada discusión son esenciales para fortalecer la relación.
Cómo manejar una discusión eficazmente
Marian Barrantes enfatiza la importancia de observar cómo y qué se discute. Las discusiones se tornan destructivas cuando surgen gritos, descalificaciones o burlas. En este punto, es vital buscar ayuda profesional si es necesario. La primera bandera roja en una discusión son las críticas: nunca criticar al otro es clave para evitar que la situación escale.
También es fundamental reflexionar sobre el propósito de la discusión: ¿se discute para resolver un problema o solo para ganar? La comunicación asertiva y el momento adecuado son primordiales. En lugar de acusar, es recomendable hablar desde uno mismo, lo que puede alentar a una comunicación más abierta.
Motivos comunes de discusión
Sorprendentemente, el motivo principal de las discusiones entre las parejas españolas es la convivencia, un aspecto que representa el 48% de los conflictos, seguido por cuestiones relacionadas con la familia y los hijos. Compartir un hogar implica enfrentarse a rutinas y diferencias que, si no se gestionan bien, pueden generar desencuentros.
Los problemas financieros, el manejo de la familia política y la educación de los hijos aparecen como frecuentes fuentes de conflicto. La dificultad para comunicarse de manera efectiva es una raíz común de muchas disputas.
Lo que realmente esconde una discusión
En el fondo de estas disputas, a menudo se encuentran emociones subyacentes expresadas a través de excusas cotidianas. Una terapeuta recuerda un caso de una pareja que discutía constantemente por un armario. Durante el proceso terapéutico, descubrieron que no era el objeto físico, sino la necesidad de sentirse escuchados y valorados lo que originaba sus rifirrafes. Cada discusión revelaba, en realidad, una falta de afecto y reconocimiento.
En resumen, las discusiones en las parejas son una oportunidad disfrazada de problemas, y aprender a manejarlas puede ser la clave para fortalecer los lazos afectivos.