El mandato de la administración Biden está por concluir, pero en sus últimas acciones ha lanzado un contundente golpe contra el sector petrolero ruso, una de las principales fuentes de financiamiento para el presidente Vladimir Putin.

El 10 de enero, la Casa Blanca implementó severas sanciones contra el petróleo ruso, incluyendo en la lista negra casi 200 barcos que forman parte de la llamada 'flota en la sombra', y enfocándose en los gigantes productores Gazprom Neft y Surgutneftegas.

A pesar de que Moscú ha logrado eludir parcialmente el tope de precio de 60 dólares por barril impuesto a finales de 2022, las reacciones de los analistas sugieren que estas nuevas sanciones podrían ser un duro golpe para la economía rusa. Craig Kennedy, experto en Rusia del Centro Davis de Estudios Rusos de Harvard, afirmó que algunas de las embarcaciones afectadas quedarán inutilizables, lo que representa un retroceso significativo para el Kremlin.

Benjamin Hilgenstock, de la Escuela de Economía de Kiev, catalogó la situación como un avance positivo al tiempo que resaltó la necesidad de persistir en la presión contra los petroleros considerados 'fantasmas'.

Los precios del crudo han alcanzado niveles récord debido a la noticia sobre las sanciones, lo que sugiere una intensa reacción en los mercados. Sin embargo, se ha informado que la administración Biden tomó estas medidas en línea con una previsión de exceso de oferta global de petróleo para 2025.

El petróleo, vital para el gasto ruso, ha mostrado cómo el Kremlin ha tomado medidas drásticas para eludir las sanciones. Tras la introducción del tope de precio, Rusia comenzó a adquirir petroleros viejos y a construir su flota en la sombra, destinando cargamentos a países como India y China, a menudo mediante seguros opacos que complican el seguimiento.

Aunque los ingresos por exportación de crudo cayeron drásticamente tras la implementación del tope, han versado una notable recuperación en los últimos meses. La energía sigue siendo crucial para el régimen de Putin, que ha aumentado considerablemente su gasto militar en un intento por dominar el conflicto en Ucrania. Se proyecta que el presupuesto de defensa alcanzará un récord de 13.5 billones de rublos el próximo año, implicando un aumento del 25% respecto al año anterior.

"El petróleo se ha vuelto vital para la economía rusa", expresó Kennedy. La presión sobre Moscú se incrementa, especialmente tras la significativa reducción de compras de gas ruso por parte de la Unión Europea desde la invasión de 2022.

Las discusiones sobre los límites de precios y las maniobras para esquivar las sanciones tienen repercusiones directas en la capacidad de Putin de proseguir con la guerra. El éxito de estas sanciones podría obstaculizar la percepción del Kremlin de que puede sostener el conflicto indefinidamente.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, resumió la situación al afirmar en redes sociales que, "cuantos menos ingresos obtenga Rusia del petróleo, antes se restablecerá la paz". Sin duda, estas nuevas sanciones podrían marcar un punto de inflexión en la guerra y la economía rusa. ¡Los ojos del mundo están puestos en cómo reaccionará Moscú ante este nuevo desafío!