
Maltrato Infantil: Los Terribles Efectos de Vivir en un Ambiente de Miedo y Humillación
2025-03-27
Autor: Santiago
El maltrato infantil va más allá de las cicatrices físicas; a menudo, las palabras pueden cortar más profundo que un golpe. Las humillaciones, la disciplina extrema y la ira descontrolada son formas de maltrato que dejan huellas invisibles, pero dolorosas, en la psique del niño. Pese a su cotidianidad, estos actos no siempre son reconocidos como abuso, sino que son trivializados o justificados bajo la apariencia de disciplina o amor.
La cruda realidad es que gritar a un niño por desobediencia, ridiculizarlo en público o usar amenazas como el abandono son comportamientos que se siguen justificando. Existe una peligrosa creencia de que agitar a un bebé o dejarlo llorar es una técnica de crianza efectiva para ‘entrenarlo’. Estos malentendidos sobre el cuidado infantil perpetúan un ciclo de violencia que se manifiesta de diferentes maneras: desde ansiedad y baja autoestima hasta la incapacidad de formar lazos afectivos saludables.
Según un informe reciente de la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema, las cifras son alarmantes: en 2023, se reportaron casi 10,000 denuncias de violencia doméstica en Buenos Aires, de las cuales un 38% involucraban a niños y adolescentes. Este dato, aunque impresionante, apenas rasguña la superficie del problema. La violencia oculta en los hogares, escuelas y redes sociales es igualmente devastadora, aunque no aparezca en las estadísticas oficiales.
Las redes sociales, paradójicamente, han normalizado prácticas que son otra forma de maltrato psicológico. Videos donde adultos se divierten asustando o avergonzando a sus hijos son compartidos sin pensar en el daño que esto puede causar. Este tipo de contenido no solo trivializa el sufrimiento infantil, sino que también lo convierte en un espectáculo. En vez de proteger a los niños, estas prácticas erosionan su confianza y su sentido de seguridad.
Es fundamental cambiar nuestra percepción y actuar de manera que las infancias sean vistas como sujetos dignos de protección y respeto. La cultura adultocéntrica que actualmente predomina fomenta la deshumanización de los niños, tratándolos como objetos o como problemáticos, lo que perpetúa el ciclo de maltrato. Desafortunadamente, esto puede tener un efecto prolongado en su bienestar emocional y psicológico a lo largo de sus vidas.
Además, es hora de que la sociedad tome conciencia y asuma la responsabilidad de proteger a nuestras infancias. Propuestas como la creación de un Ministerio de la Infancia en Argentina, que tenga realmente el poder de tomar decisiones políticas y asignar recursos, son necesarias. Tan solo legislar no es suficiente; se necesita un cambio cultural que implique escuchar y cuidar a nuestros niños.
La violencia que implica el maltrato infantil, ya sea físico o emocional, deja secuelas que a menudo son invisibles pero profundas. La única forma de romper este ciclo perjudicial es a través de la educación y la sensibilización. Cada acto de violencia naturalizado ante nuestros ojos sostiene un sistema que no protege a las futuras generaciones, creando un ambiente donde la desgracia se vuelve la norma.
Si no garantizamos un entorno seguro y saludable para todos los niños, no habrá futuro posible. Hay que transformar nuestra sociedad para que el bienestar infantil sea una prioridad, pues una infancia libre de violencia no solo beneficia a los niños, sino que fortalece el tejido social en su conjunto. No podemos permitir que el miedo y la normalización del maltrato continúen robando la niñez y el potencial de nuestros hijos. ¡Es hora de actuar!