El presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, ha sido reelegido para un séptimo mandato, alcanzando el asombroso 87,6% de los votos, de acuerdo a los primeros sondeos oficiales realizados este domingo. Esta victoria seguirá manteniéndolo en el poder hasta 2030, lo que desata nuevas interrogantes sobre el futuro del país.

La opción de “Voto contra todos” se posicionó como la segunda alternativa más apoyada, recibiendo el 5,1% de los sufragios, según informó la televisión pública, seguida por el comunista Serguéi Sirankov, quien apoyó abiertamente a Lukashenko, sumando un 2,7% de los votos. Los otros candidatos, como Oleg Gaidukévich, Anna Kanopátskaya y Alexandr Jizhniak, apenas lograron porcentajes que oscilan entre el 1,2% y el 1,8%.

A pesar de los resultados, la oposición en el exilio no reconoce la legitimidad de las elecciones y ha llamado a sus seguidores a utilizar el “Voto contra todos” como forma de protesta pacífica. Esta estrategia se ve como una manera de desafiar el régimen de Lukashenko, quien asumió el cargo en 1994 y se ha enfrentado a numerosas críticas por su autoritarismo.

Kanopátskaya, quien ya había competido en las elecciones pasadas, es la única candidata que se ha atrevido a criticar abiertamente el gobierno de Lukashenko. Afirmó que el modelo autoritario del presidente está agotado y pidió su renuncia para permitir una reforma política y económica en el país.

Es interesante señalar que, a pesar de que Lukashenko había prometido no presentarse a la reelección tras las masivas protestas de 2020, ha optado por hacerlo y lo ha logrado con un rotundo éxito. La Comisión Electoral Central reportó que, a poco tiempo del cierre de las urnas, más del 81% de los casi siete millones de bielorrusos habilitados para votar ya lo habían hecho. Sin embargo, la oposición alega que las cifras son manipuladas y que el voto anticipado, que alcanzó al 41,81% de los censo electoral, es una cubierta para el fraude.

Además, las autoridades bielorrusas no han habilitado colegios electorales en el extranjero, lo que ha imposibilitado que cientos de miles de bielorrusos exiliados, que huyeron tras la represión en 2020, participen en las elecciones. Lukashenko, de 70 años, se mostró indiferente ante la falta de reconocimiento de su reelección por parte de países occidentales, reafirmando su deseo de continuar su mandato sin importar la presión internacional.