Una imagen de tres niñas de espaldas, con cabellos largos hasta más allá de la cintura, adornada por globos y serpentinas de cumpleaños, podría parecer banal para muchos. Sin embargo, para las mujeres en Afganistán, esto simboliza un acto de inmensa valentía.

En Kabul, la capital de Afganistán, varias adolescentes han accedido a ser fotografiadas durante una celebración secreta, con el cuidado de que sus rostros permanezcan ocultos. Desde que en agosto de 2021 los talibanes retomaron el control del país tras la retirada de las tropas estadounidenses, las libertades de las mujeres han sido severamente restringidas.

Las niñas han convertido el hogar, donde se refugian tras puertas cerradas, en su único espacio 'seguro'. En este sombrío contexto, algunas han decidido arriesgarse para celebrar estas fiestas clandestinas, despojándose de los velos impuestos.

La valiente labor de la periodista iraní-canadiense Kiana Hayeri, junto con la investigadora francesa Mélissa Cornet, ha revelado la dura realidad que enfrentan estas mujeres en un país donde los talibanes han implementado una serie de prohibiciones inhumanas. Las mujeres no solo deben cubrirse el cabello, sino que tampoco pueden asistir a la escuela secundaria o trabajar, convirtiendo sus vidas en una lucha constante por derechos básicos.

Las impactantes imágenes de esta lucha están siendo exhibidas en París bajo el título "No Woman’s Land" (Tierra de Ninguna Mujer), donde cada fotografía cuenta una historia conmovedora. La celebración del cumpleaños de una integrante del grupo, quien cumplía 16 años, destaca la audacia de las adolescentes que desafían el clima opresivo. La música y el baile, también prohibidos, se convierten en actos subversivos compartidos a través de teléfonos móviles.

El artículo de CNN también resalta cómo estas jóvenes comparten imágenes de sí mismas sin velo, arriesgándose a severas represalias. La periodista Hayeri explica que estos pequeños rituales de belleza, que en muchas partes del mundo son considerados normales, a partir de Afganistán adquieren un profundo significado de resistencia.

"La resistencia no siempre implica protestar abiertamente", afirma Hayeri, quien señala que el régimen talibán busca borrar la presencia femenina de la vida pública y despojar a las mujeres de su identidad.

El impacto social bajo la autoridad del jeque Haibatullah Akhundzada ha sido devastador, generando un aumento preocupante en los suicidios entre las jóvenes que ya no pueden asistir a la escuela. Las madres enfrentan el día a día con la intensa carga de alimentar a sus hijos, en medio de la desesperanza y la opresión.

La risa y la alegría, según Hayeri, son formas de resistencia en un entorno que ahoga cualquier destello de luz. En una entrevista, menciona, "¿Cómo se sigue adelante con la vida cuando no hay esperanza?"

El trabajo de Hayeri y Cornet ha llevado a más de 100 encuentros con mujeres en el primer semestre de 2024. A medida que interactuaban con cada una de ellas, el miedo se tornaba palpable y cambiante en cada encuentro, reflejando el miedo colectivo por el futuro incierto de la sociedad afgana.

Con su informe, quieren exponer al mundo las "pérdidas inmateriales" que las mujeres afganas sufren ante la opresión talibán, y alertar sobre cuántas han perdido la esperanza en un futuro mejor. También han observado que, en las zonas rurales, las condiciones patriarcales son aún más severas.

Hayeri y Cornet concluyen que, aunque la situación es devastadora, es esencial reconocer la diversidad de experiencias en un país tan heterogéneo, donde cada región presenta realidades distintas. Este contexto desafiante nos recuerda la importancia de la solidaridad y el apoyo internacional para recuperar los derechos fundamentales de las mujeres y niñas afganas.